jueves, 25 de octubre de 2018

Santiago Guijarro Oporto (Coord.): La interpretación de la Biblia. Por Ianire Angulo Ordorika

Guijarro Oporto, Santiago (coord.): La interpretación de la Biblia. XLVII Jornadas de la Facultad de Teología de la UPSA. Universidad Pontifica de Salamanca-PPC, Madrid, 2017. 269 pp. Comentario realizado por Ianire Angulo Ordorika (Profesora de Sagrada Escritura, Facultad de Teología de Granada). 


La celebración del cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II ha impulsado una gran cantidad de eventos conmemorativos en los que se pretende volver la mirada al camino recorrido a lo largo de estos años. Esto mismo es lo que pretendieron las Jornadas de Teología celebradas en la Universidad Pontificia de Salamanca en octubre de 2015, homenajeando las bodas de oro de la Constitución Dogmática Dei Verbum

Este libro, que coordina el reconocido biblista Santiago Guijarro Oporto, recoge entre sus páginas las diferentes ponencias que tuvieron lugar en dichas Jornadas al hilo de este aniversario. Tratándose de una compilación de comunicaciones, resulta inevitable tener cierta sensación de heterogeneidad al asomarnos a esta obra. Con todo, existe un hilo conductor que atraviesa todas las páginas y que le da título. La siempre espinosa cuestión de la interpretación de la Biblia, a la que la Dei Verbum dedicaba su número doce, y cómo se ha comprendido a lo largo de los años, se convierte en el leitmotiv que aúna las más dispares participaciones. 

La estructura del libro en tres partes distintas y la distribución en ellas de las diversas ponencias pretenden ofrecer cierto orden interno.


La primera sección de esta obra pone el acento en el ámbito eclesial como el marco más adecuado para la interpretación bíblica. Dos son las comunicaciones que se enmarcan en esta parte. La primera de ellas, a cargo del actual obispo de Albacete Mons. Ciriaco Benavente Mateos, busca presentar los aspectos en los que las comunidades eclesiales aún se encuentran lejos de los horizontes que señalaba la Dei Verbum. Para llegar a acercarse, se propone relanzar una “ofensiva bíblica” e insiste en la necesidad de una formación que alcance a todo creyente. Esta sección concluye con un capítulo a cargo de Juan Miguel Díaz Rodelas. Como delata su título, este autor realiza una mirada panorámica que nos permite contemplar cómo se ha planteado la interpretación bíblica desde la Dei Verbum hasta la Verbum Domini.

La segunda parte del libro es la más extensa y la más plural, pues ampara bajo su paraguas capítulos muy diversos que solo comparten que se abordan entre sus líneas cuestiones de presupuestos y prácticas de exégesis. Inaugura esta sección una comunicación de Juan Chapa Prado sobre cuestiones de crítica textual. Este autor, tras hacer un recorrido histórico por las ediciones críticas más relevantes, plantea cómo ha variado la comprensión del escrito bíblico y la actitud ante este.

El modo en que ahora se subraya la multiplicidad textual refuerza la percepción de que su autoridad está garantizada por la fe de la comunidad creyente y no por su condición de “texto original”. Será Peter Dubovský quién se ocupe de la situación actual de los métodos histórico-críticos. En el capítulo que ofrece este autor, presenta la complejidad existente tanto al nombrar este método como para precisar con exactitud en qué consiste. Dubovský muestra también las nuevas orientaciones que guían actualmente los estudios bíblicos y cómo estas enriquecen las metodologías clásicas. 

Tras este escarceo por las metodologías diacrónicas, se dedican tres capítulos a mostrar una cata de tres acercamientos sincrónicos: el narrativo, el sociológico y el retórico. André Wénin será el responsable de ejemplificar los pasos del análisis narrativo. Para ello estudiará desde estas claves el relato de la decapitación de Juan el Bautista en Marcos y en Mateo. Por su parte, Santiago Guijarro Oporto se servirá del relato de las mujeres en el sepulcro para mostrar cómo el recurso a las ciencias sociales es capaz de iluminar un texto bíblico. El título de la comunicación de Paolo Garuti resulta engañoso. Si bien promete presentar las “raíces antiguas de la complementariedad de los métodos exegéticos”, lo que nos encontramos entre sus líneas no es otra cosa que una presentación de cómo los manuales antiguos de retórica clásica pueden ofrecer pistas para analizar los pasajes bíblicos. Esta parte dedicada a los métodos exegéticos llega a su culmen con la aportación de Luis Sánchez Navarro. Él se pregunta si las diversas metodologías empleadas para el estudio bíblico pueden ser complementarias. Concluye su exposición confirmando esta complementariedad con la condición de que se respete la peculiaridad de unos textos que, para nosotros, vehiculan la revelación divina. Desde esta clave, la fe se convierte en un requisito necesario por parte del estudioso. 

En la tercera y última parte de esta obra se concentran tres capítulos dedicados a la cuestión hermenéutica. Inicia esta sección un capítulo escrito por Rafael Aguirre Monasterio en el que aborda la siempre compleja cuestión de los diversos sentidos de la Escritura. Este autor prefiere hablar de “sentido original u originario” frente al clásico “sentido literal”. Del mismo modo, se refiere a un “sentido pascual” para retomar el llamado “sentido espiritual”. Este cambio de terminología le permite una mayor precisión a la hora de presentar la relación entre ambos. Alberto de Mingo Kaminouchi pretende mostrar la relación entre la exégesis científica y una hermenéutica creyente. Aboga por la complementariedad de los métodos y aproximaciones, pero alerta del riesgo de convertir estos en meras ideologías que olvidan su finalidad: una interpretación que debe empujar al compromiso con el presente. 

Finaliza el libro un capítulo de Enzo Bianchi en el que traza puentes entre la Biblia y la cultura actual. Él plantea la vocación del ser humano como una progresiva humanización y propone cómo la Escritura puede colaborar en ello. La fortaleza y la debilidad de esta obra se encuentra en la pluralidad de autores, perspectivas y de riqueza en sus reflexiones. Esta característica, inevitable en una compilación de ponencias, implica que no estemos ante una obra ni plenamente divulgativa ni exclusiva para estudiosos de la Biblia. Sus puntos fuertes son tanto su marcado carácter pedagógico como la valentía de abordar cuestiones que siguen siendo espinosas en el estudio bíblico.

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