viernes, 22 de febrero de 2019

Noel Malcolm: Agentes del Imperio. Por Miquel Escuer

Malcolm, Noel: Agentes del Imperio. Caballeros, corsarios, jesuitas y espías en el Mediterráneo del siglo XVI. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2016. 719 páginas. Traducción de Eva Rodríguez Halffter. Comentario realizado por Miquel Escuer.

Adentrarse en la novela Agentes del Imperio supone sumergirse en las entrañas de la segunda mitad del siglo XVI en una Europa compleja. Noel Malcolm realiza un gran trabajo de novela histórica acompañando siempre al lector con abundantes referencias a las fuentes disponibles. Una de las proezas del escritor es haber encontrado información inédita de la época rastreando archivos por todo el continente europeo y haberla plasmado en el libro. El mapa geopolítico europeo en el que se inscribe la obra ha cambiado mucho desde entonces, pero el autor nos ilustra con cartografía de la época y con lienzos de los principales personajes históricos implicados que propician una lectura más atenta y amena.

En el corazón de la obra encontramos las relaciones que se establecen entre las ciudades de Venecia, Roma y el Imperio otomano de la mano de las familias Bruni y Bruti a caballo entre Albania y Venecia. Por aquel entonces tenemos una Europa reacia al mundo musulmán. Ahora bien, en la obra, con el rigor histórico que le corresponde, no encontramos simplismos que hagan que nos posicionemos con una de las dos grandes cosmovisiones de la época musulmana y cristiana, todo lo contrario, el autor aborda con serenidad y realismo las tácticas políticas y los acontecimientos que unos y otros realizaron en la época (guerras, treguas, comercio de grano, Concilio de Trento). Agentes del Imperio puede ser una ayuda para conocer de primera mano el pasado de un mundo musulmán en relación con la cristiandad europea. Aunque haya habido un sinfín de sacudidas históricas desde el siglo XVI, su lectura puede ayudarnos en nuestra también compleja actualidad a no repetir los mismos errores y a apoyarnos en aquellos puentes que se forjaron y enriquecieron Europa.

El subtítulo del libro reza: Caballeros, corsarios, jesuitas y espías en el Mediterráneo del siglo XVI. Al contrario de lo que sugiere el título, la Compañía de Jesús aparece en contadas ocasiones para señalar su papel en las guerras de religión en Francia, en la Contrarreforma o en la educación. En este último aspecto Malcolm se extiende un poco más señalando el ambiente del Seminario Romano que Pío IV fundó en 1565 y encomendó a la Compañía. 

Quizás lo más destacable de la obra sea el estilo con el que Malcolm aborda el propio engranaje histórico. Ya en la introducción, señala que tiene por objetivo “recuperar el mundo mental y social de un campesino o un molinero [que] es siempre una empresa fascinante”, pero señala al mismo tiempo que “ese mundo será por fuerza limitado, sin contactos con los asuntos internacionales, los liderazgos militares o los grandes acontecimientos religiosos”. El autor resuelve notablemente la tensión entre el mundo particular presente en cualquier novela y la relación con los grandes temas de las postrimerías del siglo XVI.

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