miércoles, 12 de agosto de 2020

Daniel Mendelsohn: Una Odisea. Por Javier Sánchez Villegas

Mendelsohn, Daniel: Una Odisea. Un padre, un hijo, una epopeya. Seix Barral, Barcelona, 2019. 410 páginas. Traducción de Ramón Buenaventura. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Sé que en España se publican al año más de 80.000 títulos distintos (por cierto, bastante más que en Francia o que en Alemania, donde se lee mucho más que aquí). Sé que, si empiezo un libro y no me engancha en las primeras cien páginas (bastante le concedo al beneficio de la duda), lo dejo. Cuando era niño, mi compromiso con los libros era total, los leía siempre hasta el final, aunque no me gustaran. Ahora ya no. ¿Por qué? Pues porque la vida es corta, muy corta, y uno no tiene tiempo que perder con libros malos (o que a mí me lo parecen). Es lo que hay.

El hecho es que esta norma mía la rompí en las Navidades pasadas. Muerto de vergüenza por no haberlo hecho antes, tomé la Odisea de Homero y me puse a leerla. En verso, como Dios manda. Reconozco que se me hizo bastante cuesta arriba (lo siento por las almas sensibles que puedan estar leyendo esto), pero la terminé. Y, al final, me encantó. O me encantó porque fui capaz de terminarla. No lo sé bien.

Pasados varios meses (confinamiento incluido), Astrid, una amiga alemana casada con uno de mis mejores amigos de toda la vida, me habló de la novela que hoy os quiero presentar. Me dijo que le había encantado. Que el tratamiento que hace de la Odisea de Homero es brutal. Además, que yo la iba a disfrutar mucho, dado que había leído el original homérico. Así las cosas, me llevé el libro con el propósito de dedicarle el tiempo que tardase en llegar a la página cien. Pero no más.

El libro se abre con una cita de Aristóteles, que le va bien a aquellos que se acerquen a la novela y no hayan leído la Odisea. Dice así:
"El argumento de la Odisea no es largo de contar. Un hombre ha permanecido lejos de su hogar durante muchos años; Poseidón no lo pierde de vista ni por un momento; está solo. La situación en su casa es como sigue: los Pretendientes malgastan sus bienes y conspiran contra su hijo. Tras un proceloso viaje, vuelve a casa, se presenta, destruye a sus enemigos y se salva".
Aristóteles: Poética.
Bueno, pues todo está listo para comenzar esta "odisea".

Daniel Mendelsohn, el autor de esta novela, es un neoyorkino nacido en 1960 que estudió Filología Clásica. Ha escrito numerosos libros y artículos, que le han hecho merecedor de bastantes premios. Él nos introduce en un mundo clásico, quizá alejado en el tiempo si nos fijamos en los hechos. Pero muy cercano, si intentamos encontrarles un sentido. Hay cosas que no varían por muchos siglos que pasen.

Toda la novela no es más que la narración de un seminario sobre la Odisea de Homero, que Daniel Mendelsohn (el protagonista de la novela, que comparte nombre con el autor) va a impartir en la universidad. Lo que Daniel no sabe es que va a tener un alumno de excepción: su padre. Efectivamente, Jay Mendelsohn (el padre de Daniel) es un profesor de matemáticas jubilado (tiene ochenta y un años) que se ha inscrito en el seminario para poder así estar cerca de su hijo.

El seminario es una vez por semana. Los alumnos de Filología Clásica tienen que leer para la sesión siguiente una serie de capítulos de la Odisea y responder a unas preguntas que el profesor formula vía telemática. Así, poco a poco, se van desgranando las claves de la Odisea. El diálogo sobre la obra va ganando poco a poco en altura intelectual: importante el conocimiento del griego para desgranar el sentido que Homero ha querido dar a ciertas situaciones y matices; descripción de personajes; sentido filosófico que Homero introduce en determinados momentos... Lo curioso es que la relación entre padre e hijo, es decir, entre Jay y Daniel, poco a poco va cambiando conforme vamos introduciéndonos en la obra de Homero. Con otras palabras, el autor va estableciendo un paralelismo entre la acción homérica y la relación entre padre e hijo. Al principio todo es muy sutil. Poco a poco se hace evidente, hasta el punto de una confrontación sin parangón, y del encuentro total. Por las páginas pasan muchos momentos vividos durante la infancia del filólogo, diálogos, vacaciones, situaciones tensas..., y durante la madurez del matemático. Todo se cuestiona. Pero todo ocupará su espacio y encajará. Igual que Odiseo (Ulises) alcanzará Ítaca después de haber vivido una auténtica "odisea" por esos mares de Poseidón tras la guerra de Troya.

En fin, novela muy recomendable para los amantes de la cultura clásica griega. Escrita con agilidad, con un ritmo que va cogiendo fuerza por momentos, la obra capta toda la atención del lector y lo sumerge en un mundo lejano y cercano, el mundo de Odiseo, el mundo de un padre y un hijo en la actualidad. Ahí reside la genialidad de esta obra, en el hecho de haber sabido reflejar un paralelismo entre dos mundos que, a priori, poco tienen en común.

Para finalizar, simplemente diré que me enganchó tanto esta novela, que me animé a leer la otra "odisea", la vivida por Eneas tras la guerra de Troya en su versión latina. Me estoy refiriendo a la Eneida de Virgilio. Otra obra de arte que tenía pendiente. Hasta la próxima.



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