González Buelta, Benjamín: Caminar sobre las aguas. Nueva cultura, mística y ascética. Sal Terrae, Santander, 2010. 205 páginas. Comentario realizado por Libris Liberi.
El autor es un jesuita español, afincado desde hace cuatro décadas en la República Dominicana, donde ha vivido una intensa experiencia de inserción entre los pobres, y que actualmente reside en Cuba. Bien conocido en los ámbitos de la espiritualidad, ha publicado diversas obras de ensayo y poesía, contribuyendo así a la renovación y profundización de la teología de la liberación.
El libro que nos ocupa tiene, en mi opinión, tres aportaciones destacadas. En primer lugar, el análisis socio-cultural y religioso indicado ya desde el título. González Buelta ha asimilado y hecho suya la caracterización del sociólogo Zygmunt Bauman del mundo contemporáneo como una «sociedad líquida». En ese contexto particular, el autor sabe interpretar la llamada del evangelio como una invitación a «caminar sobre esas aguas», sin miedos, sin superficialidades, con creatividad, con fe vigorosa. Asume, pues, la complejidad cambiante de la sociedad en que vivimos, con el desafío que implica, y es capaz de hacer una lectura creyente de la misma.
En segundo lugar, González Buelta ofrece una síntesis madura, elaborada y matizada de su propuesta de integración personal e integración en la realidad, que ya había esbozado hace casi una década, al menos desde su libro Orar en un mundo roto (2002). Primero, va abordando los retos, riesgos y oportunidades que esta nueva cultura plantea para la integración personal en los niveles del cuerpo, el pensamiento, la afectividad y la decisión (elementos que pueden ser envoltorio, aprobación mediática, fruición adictiva, fluir en la vida líquida... o bien pueden ser modos de vivir la transfiguración, la «locura de Dios», la pasión creadora y de acoger la novedad de Dios). Luego, continúa con las dimensiones del cosmos (¿cantera para el saqueo u hogar sin exclusiones?), el otro (¿relaciones fecundas o suma de conexiones útiles?), la historia (¿sucesión de episodios o apuesta por lo germinal?), la comunidad (¿confluencia de individualismos o cuerpo sin exclusiones?).
En tercer lugar, el autor subraya que dichas polaridades forman parte de un único dinamismo inseparable, que exige la puesta en marcha de las capacidades místicas y ascéticas de toda persona y toda comunidad que desee vivir integrada y no escindida. No es poco afirmar tal cosa en estos tiempos que corren, en los que algunos renuncian a la integración dejándose llevar por la corriente de la vida líquida, otros se encapsulan anhelando «tiempos sólidos» que no existen y aún otros pretenden ingenuamente lograr la integración, pero sin asumir la disciplina ascético-mística que la nueva cultura requiere. Para argumentar su propuesta, González Buelta emplea recursos en los que ya antes ha mostrado su maestría: la sabiduría evangélica, el conocimiento de la espiritualidad ignaciana y el lenguaje poético, sugerente y condensado.
Resumiendo, este libro ofrece una estimulante reflexión que no se limita al ámbito de la espiritualidad, sino que se adentra en el terreno del análisis cultural y la propuesta antropológica. Muestra, además, que la teología latinoamericana dejó hace tiempo de ser mera propuesta «regional», pues sus sugerencias iluminan el fenómeno de la globalización y lanzan retos también para los lectores europeos.
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