Shorto, Russell: Los huesos de Descartes. Una aventura filosófica que ilustra el eterno debate entre la fe y la razón. Duomo, Barcelona, 2009. 305 páginas. Traducción de Claudia Conde. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.
Bajo este título se esconde un recorrido completo por las raíces de nuestra cultura desde Descartes, padre y primer impulsor del pensamiento moderno, hasta nuestros días. Para hacer este recorrido, el autor elige un motivo anecdótico y ocasional: el desastroso trayecto que siguen los restos mortales del padre de la modernidad que, como si se tratara de un nuevo santo, es troceado y llevado de acá para allá a la búsqueda de un templo en el que puedan reposar definitivamente sus restos mortales convertidos en reliquias para sus seguidores.
Junto al recorrido externo de los restos, se va fraguando otro recorrido de mayor alcance: el de la presentación de las nuevas ideas sobre el hombre, el mundo y Dios que, en lucha con las ideas imperantes, van encontrando un lugar cada vez más central en el panorama general del pensamiento, y que acaban por imponerse en la nueva filosofía. Aunque el contenido del libro no sea original —hay cantidad de libros que nos hablan de las ideas de Descartes y el influjo que tienen en un nuevo modo de entender la realidad—, la forma de presentarlo si lo es. El entretejido que establece el autor en el que bajo un discurso amable y sencillo, plagado de anécdotas, e incluso con algunos momentos no exentos de la intriga detectivesca, no evita que en otros momentos prime el discurso filosófico en el que se toquen los grandes temas cartesianos. De esa manera se muestran al lector curioso temas de tan profunda raigambre filosófica como el de la unión entre alma y cuerpo, a la vez que se introducen, de manera no forzada, las posibles implicaciones que el modo de pensar cartesiano suponían para la teología de la eucaristía.
Aunque hayan aparecido en algunos medios escritos determinadas críticas contra esta forma de divulgar la filosofía en la cultura actual, a mi juicio, la labor que emprende Shorto de sacar el pensamiento desde los museos a la calle es meritoria y el resultado brillante. No hay duda de que después de leer este libro más gente entenderá mejor las raíces modernas de nuestra cultura, con lo que más gente estará mejor capacitada para entenderse a sí misma mejor… Y es que, así como ha renacido entre el público un interés por la historia gracias a la aparición de una nueva generación de novelistas que han encontrado la fuente de su inspiración en la historia, produciendo una ingente cantidad de novelas históricas, ojalá que en algún momento renazca entre el público un interés por la filosofía gracias a la aparición de una nueva generación de escritores que encuentren la fuente de inspiración de sus relatos en la filosofía. Si bien en nuestra narrativa hay una larga tradición de plantear problemas de calado sobre la naturaleza, el hombre y Dios —temas de los que trata la filosofía— en la producción escrita, no existe una tradición similar de introducir de manera explícita las soluciones que a través de la historia algunos pensadores han dado a estos problemas. De ahí la bienvenida que hay que dar a obras como la presente que además de divulgar temas históricos, ponen al alcance de muchos de forma amena ideas determinantes para el modo de pensar actual.
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