jueves, 23 de septiembre de 2021

Erri de Luca: Y dijo - Textos

Luca, Erri de: Y dijo. Sígueme, Salamanca, 2016. 108 páginas. Traducción de Luis Rubio Morán. Págs. 9-10.

Lo recogieron desvanecido al borde del campamento. Hacía días que habían perdido la esperanza de verlo regresar. Inútil marchar a buscarlo donde solo él osaba ir. Pensaba que en un par de días lo conseguiría. Estaba entrenado, era rápido, el mejor escalando. El pie humano es una máquina que anhela impulsar hacia arriba. La vocación se había especializado en él: subía desde la planta del pie hasta el resto del cuerpo. Se había convertido en un escalador único en su tiempo. En ocasiones llegó a escalar incluso descalzo.

Escalaba ligero, el cuerpo respondía tenso y ágil a la invitación de los agarres, el aliento se comprimía en los pulmones y emitía sílabas a soplidos, siguiendo el ritmo de una música que inundaba la cabeza. El viento le alborotaba los cabellos y despejaba los pensamientos. Con el último paso de la ascensión alcanzaba el extremo donde la tierra termina y comienza el cielo. Una cima conquistada es la última frontera entre lo finito y lo inmenso. Allí se daba la máxima distancia desde el punto de partida. Una cima no es meta, sino barrera. Allí sentía vértigo, que en él no era la atracción del vacío del abismo, sino el asomarse al vacío de lo alto. Allí en la cima percibía a la divinidad que se acercaba. Allá arriba se dejaba arropar por el viento. Una cumbre donde no se siente el choque de las ráfagas de viento causa

espanto. Porque lo inmenso obliga a contener la respiración.



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