lunes, 20 de septiembre de 2021

Paula Depalma: Espacios litúrgicos de mujeres. Por Miguel Córdoba Salmerón

Depalma, Paula: Espacios litúrgicos de mujeres. Revisar el pasado, transformar el presente, diseñar el futuro. Verbo Divino, Estella, 2020. 190 páginas. Comentario realizado por Miguel Córdoba Salmerón (Universidad Loyola Andalucía).

La profesora Paula Depalma nos presenta en esta ocasión una adaptación de su tesis doctoral —“Fidelis vivendo exprimant" (SC 2). La participación de las mujeres en la liturgia: una cuestión abierta— que fue presentada en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Sant’Anselmo de Roma; fue dirigida por la profesora Marinella Perroni. El objetivo principal de la misma fue el de estudiar a una liturgista contemporánea, Teresa Berger, y poder entablar desde aquí un diálogo con la tradición de la liturgia católica. Con todo ello busca plantear la pregunta, con la que inicia la introducción de la obra: ¿cuál ha sido la contribución de la reflexión teológica de las mujeres a la teología litúrgico-sacramental? Ésta encontrará su primer escollo en que no se puede hablar de la existencia de una teología litúrgica feminista, aunque sí está presente en otros campos como es el bíblico y el sistemático. Aunque la prof. Depalma nos mostrará que sí. 

La autora divide este libro en cuatro grandes capítulos. El primero de ellos, “Espacios litúrgicos de mujeres: claves metodológicas”, busca acercar al lector los puntos de conexión entre los estudios litúrgicos y los aportes que han hecho las mujeres y las corrientes teóricas hasta llegar a las teologías feministas. Por eso lo dividirá en cuatro apartados que terminarán exponiendo los principios metodológicos para la diferenciación de género en la teología litúrgica, en un intento de recuperar una reconstrucción historiográfica desde el cristianismo primitivo hacia los siglos venideros, siguiendo a Teresa Berger. De esta forma expone cómo a lo largo de las distintas etapas del movimiento litúrgico, desde el siglo I hasta la actualidad, la vida litúrgica ha modelado la vida eclesial a lo largo de los tiempos. 

“Revisar el pasado” será el título del capítulo segundo. En este hará una revisión historiográfica para mostrar al lector cómo han existido mujeres que han hecho de la liturgia el eje de sus vivencias religiosas. Dividirá el capítulo en tres apartados. El primero de ellos abarca la etapa del cristianismo primitivo, pudiendo destacar el estudio de las diaconisas y el ejercicio de otros ministerios, recurriendo especialmente al testimonio de la Didascalia Apostolorum y al de las Constituciones apostólicas. También hablará del papel fundamental de las viudas en el cuidado pastoral de los enfermos, en donde se incluye la oración e imposición de manos. También rescatará, siguiendo a Berger, el testimonio pagano del gobernador Plinio cuando escribe al emperador. 

El segundo apartado abarca desde el siglo VI hasta la Edad Moderna. En el desarrollo de este, tratará la pregunta de si las mujeres son o no sujetos litúrgicos, mostrándonos cómo la respuesta se nos presenta a lo largo del tiempo de forma polifacética. Destacará el protagonismo de las mujeres desde el ejercicio del patronazgo litúrgico, la vida ascética y las mujeres peregrinas, señalando el papel de Egeria y su diario para el conocimiento de la liturgia en Jerusalén. Otro aspecto que tratará, aunque —seguramente— por problemas de edición, muy brevemente para nuestro gusto, el papel que jugó la mujer, durante la Edad Media, como abadesa con jurisdicción, cuyo papel —en muchos casos—  era similar al de un obispo, teniendo la capacidad, en algunos casos, de oír la confesión, leer el evangelio y predicar en público. 

Después realiza un salto temporal al siglo XX, para presentarnos una historiografía litúrgica en perspectiva de género, bajo el epígrafe “El siglo XX y el movimiento litúrgico de las mujeres”, título del tercer apartado. Seguirá el esquema de la profesora Berger, que es considerada la pionera de la teología litúrgica feminista. Para ello hará un amplio recorrido por las diferentes autoras que podemos encontrar en el movimiento litúrgico, que refleja principalmente la realidad de la primera mitad del siglo XX; el segundo subapartado se centra en la segunda mitad del siglo pasado, en el que ya se puede hablar de un movimiento litúrgico de las mujeres. 

El tercer capítulo se titula “Transformar el presente”. En él abordará distintos temas significativos para la renovación litúrgica hoy día, encontrando en el pasado sus fundamentos. Por eso se centrará, especialmente, en el análisis de estudios pioneros en teología sacramental feminista —como el de Susan Ross, María José Arana y Charlotte Caron—, para exponer, a continuación, algunas cuestiones críticas que se presentan en la praxis concreta de las celebraciones de las mujeres, pues sus prácticas religiosas nos llevan a poder leer la liturgia desde otra perspectiva. 

En el último capítulo, “Diseñar el futuro”, se plantea el papel del laicado. Es necesario, por tanto, hacer un repaso de los modelos laicales del pasado, de su participación en la liturgia y en la vida de la Iglesia, y una actualización para el momento que estamos viviendo. 

Para concluir, felicitar a la autora por la labor de síntesis desarrollada para poder exponernos, de forma sucinta, su tesis doctoral en tan breves páginas, y esperamos que pronto tengamos la oportunidad de verla publicada en su integridad. También me gustaría invitar a todos los lectores a acercarse a esta obra que nos ofrece, de una forma sencilla y asequible, pero al mismo tiempo profunda, una perspectiva sobre la liturgia desde la visión de la mujer, que ayuda a ir completando lagunas que existen en el estudio de la misma. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario