lunes, 6 de junio de 2022

Pablo Cervera Barranco (ed.): Ignatius. Por Fernando Chica Arellano

Cervera Barranco, Pablo (ed.): Ignatius. San Ignacio de Loyola. Relato del peregrino. Bookman, Madrid, 2021. 150 páginas. Comentario realizado por Fernando Chica Arellano.

Este libro se publica como homenaje a san Ignacio de Loyola. Es una edición conmemorativa con ocasión del V Centenario de su conversión. Se trata de una joya literaria, de una edición limitada y rigurosamente numerada (633 ejemplares). Ha de ser calificada como una lúcida decisión, realizada gracias al esfuerzo del editor, don Pablo Cervera, profundo conocedor de la vida y espiritualidad del fundador de la Compañía de Jesús. El volumen ha sido especialmente cuidado, desde el punto de vista material, por parte de un gran artesano. Se trata de una persona enamorada del libro: Miguel Ángel Blázquez. Todo ello se percibe desde la portada de esta obra, donde aparece austero el escudo de la Compañía de Jesús, reproducido en relieve. Realmente estupenda es también la calidad del papel, en un hermoso tono marfil. En la edición se ha querido fusionar el texto con la serie de 48 grabados realizada por el afamado pintor Pedro Pablo Rubens sobre la vida de san Ignacio. Nos hallamos, pues, ante un esmerado trabajo de artesanía y arte llevados a la imprenta. 

El texto reproduce la Autobiografía que san Ignacio dictó en la madurez de su vida a Gonçalvez de Cámara, que había insistido en numerosas circunstancias ante el Santo para alcanzar este objetivo, coadyuvado por el P. Jerónimo Nadal. El editor ha tenido la paciencia y el acierto de amoldar la expresión original del relato al español moderno, de modo que sea todo más comprensible. El original no es siempre fácil de entender y de ahí esta feliz iniciativa. Ha sido un gran acierto poner a nuestra disposición una de las narraciones más bellas de la literatura espiritual cristiana, liberándola de arcaísmos y expresiones hoy en desuso. Sabemos bien que en la Autobiografía Ignacio, lejos de elaborar una crónica minuciosa de su vida, nos legó el relato del “peregrino” como testamento para sus seguidores. El de Loyola bosqueja con primor en sus confesiones y recuerdos la fuerza de Dios en su vida, cuenta “cómo Dios le había ido llevando”. 

Hay que dar la bienvenida a este precioso librito. Son páginas breves y a la vez luminosas, que nos sumergen en la historia del aquel soldado cuya conversión sirvió de acicate a la Iglesia y al mundo. Con este valor inmarcesible, la obra viene a sumarse a los numerosos gestos que a lo largo y ancho del orbe católico han buscado subrayar la grandeza de Ignacio, que solo aspiró en su vida a la “mayor gloria de Dios, A.M.D.G.”.


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