lunes, 27 de junio de 2022

Ta-Nehisi Coates: El baile del agua. Por Jorge Sanz Barajas

Coates, Ta-Nehisi: El baile del agua. Seix Barral, Barcelona, 2022. 522 págs. Traducción de Javier Calvo. Comentario realizado por Jorge Sanz Barajas (colaborador del Centro Pignatelli, área de Cultura, jsanzbarajas@gmail.com).

El legado afroamericano a la nación

Quizá no le suene el nombre de Ta-Nehisi Coates, pero seguro que ha oído hablar de la serie Marvel Comics. El autor de El baile del agua es, junto al dibujante Brian Stelfreeze, el guionista de Capitán América o Pantera Negra desde 2016, protagonizado por T’Challa, el primer superhéroe negro de los comics norteamericanos. 

El libro que reseñamos, El baile del agua, ha revolucionado el mercado literario estadounidense: número uno en ventas del New York Times y elección personal de la mediática Oprah Winfrey es una relevante tarjeta de presentación. Es evidente que estos datos, por sí solos, no avalan sino un producto de interés, sin embargo, en este caso nos hallamos ante una excelente novela que viene a sumarse a la corriente de literatura enfrentada al supremacismo blanco y a los nacionalismos identitarios, movimiento que eclosionó con la llegada de Trump al poder y que está revisando de manera exhaustiva la aportación de las mal llamadas “minorías” a la nación americana.

En 2019, coincidiendo con el 400 aniversario de la llegada del primer contingente de esclavos americanos a la costa de Virginia, la periodista de investigación de NYT Magazine, Nikole Hannah Jones, escribió una serie de artículos bajo el título The 1619 Project. La iniciativa de Hannah-Jones no tardó en convertirse en una sección especial del periódico y una apasionante serie de podcasts, que la hicieron acreedora del Pulitzer a la mejor comentarista del año. En esta línea argumental hemos tenido la oportunidad de disfrutar de dos excelentes novelas: Volver a casa (2016) de Yaa Gyasi, natural de Mampong (Ghana) y residente en Hunstville, Alabama, y El ferrocarril subterráneo (2017) del neoyorkino Colson Whitehead. La última novela citada comparte trasfondo histórico con El baile del agua: la mítica red clandestina de evasión de esclavos que funcionó entre Estados Unidos y Canadá en el siglo XIX en la que los “maquinistas” o “conductores” que guiaban a los huidos hacia la libertad eran libertos afroamericanos, cuáqueros y abolicionistas. Es fascinante la figura de Harriet Tubman, la “Moisés” de los esclavos, quien consiguió huir de su Maryland natal y regresó hasta en diecinueve ocasiones al Sur para acompañar por tránsito seguro hacia la libertad a centenares de fugados. Anticipamos que Harriet Tubman es uno de los personajes de El baile del agua

Decía Nikole Hannah-Jones en uno de sus artículos que el poder de los supremacistas blancos estriba en no querer ver. La tarea de lectoras y lectores es abrir los ojos en las hojas de los libros y recordar las palabras de Toni Morrison en 1987: la ficción es un lugar donde depositar nuestra memoria más fecunda. El norteamericano Ta-Nehisi Coates firma una buena novela sobre las trágicas separaciones familiares de los esclavos y la necesidad de recordar el horror, porque el recuerdo no significa revancha sino cuidado de la memoria compartida, precisamente la esencia de la construcción de la nación. El mayor peligro que se cierne sobre las herencias de nuestros mayores es el olvido. 

El relato de Ta-Nehisi Coates en El baile del agua se despliega en primera persona: el esclavo Hiram Walker, hijo forzado de una esclava y su dueño, vive en la plantación junto a su doble familia en una extraña convivencia. Apenas tiene recuerdos de su madre, fallecida en trágicas circunstancias y de la que apenas guarda memoria. Sin embargo, Hiram alberga una extraordinaria inteligencia y una ilimitada capacidad para recordar datos, fechas, cifras y rostros. Su padre, dueño de una plantación venida a menos, le encarga el cuidado de su hermano blanco, un ser impulsivo y carente de reflexión. Hiram no tardará en conocer que, además de su inteligencia, también tiene un don: la “conducción”, una extraña fuerza interior que le permite desplazar su cuerpo a miles de kilómetros de manera sobrenatural. El día que descubre el don, revelado por una aparición de su madre, el carruaje que guía cae al río de forma accidental, su hermano blanco no logra salir y él amanece tierra adentro unas millas más lejos. La versión oficial rezará que su hermano blanco se ahogó al tratar de salvarlo. Ese día, Hiram comprenderá que el relato siempre está al servicio de los poderosos, pero también aprende que la prudencia es hermana del silencio y que le conviene no revelar ni la situación que provocó el accidente ni su enigmática forma de salir del Mississippi. 

Hiram había crecido al calor del fuego, azuzado por viejas leyendas que hablaban del poder del agua, antiguas historias que contaban cómo los primeros esclavistas veían arrojarse al mar a su mercancía, convencidos de que las mismas aguas que los separaban los devolverían a la costa de Angola. También conocía otras historias más recientes que se contaban en voz baja, relatos sobre extrañas desapariciones de esclavos que conseguían huir al Norte, guiados por un misterioso “ferrocarril subterráneo” que liberaba a hombres, mujeres y niños del yugo de la servidumbre forzada. Esa leyenda tenía un filamento de verdad: todos sabían de hombres y mujeres que ayudaban a los esclavos a escapar. El ferrocarril subterráneo existía, pero no eran vías sino personas quienes guiaban a los huidos hacia la libertad. Los “maquinistas” y los “vagones” eran metáforas que ayudaban a sostener la esperanza, pero Hiram comprende poco a poco que él tiene algo más: el don de la “conducción”, la capacidad sobrenatural de desplazarse en el espacio. Al tiempo que descubre cómo murió su madre, Hiram entrena su don al servicio de la red de fugas junto a “Moisés” Harriet Tubman y afronta las verdaderas tragedias que atravesaban la esclavitud: las separaciones forzadas dentro de la familia, madres que veían cómo vendían a sus hijos, maridos o hermanos, las humillaciones, el maltrato, la violencia gratuita… Y el inmenso negocio que alimentó las fortunas de las grandes familias sureñas. 

Esta primera novela de Ta-Nehisi Coates es un brillante ejercicio de ficción que combina las técnicas del cómic, la novela histórica, el thriller y algunas pinceladas de ensayo crítico. El sincretismo religioso cruza la novela de principio a fin: al evidente carácter mesiánico de Hiram Walker se suman las deidades africanas y una religiosidad vacua en los esclavistas. El “cameo” de Harriet Tubman nos abre paso a una de las biografías más fascinantes del siglo XIX, pero Harriet no es solo una referencia histórica: es toda y cada una de las mujeres de la novela: Rose, Thena, Sophia, esclavas en Lockless (simbólico topónimo), todas tienen vidas al margen de los varones. El amor de Hiram hacia Sophia tiene sus límites: sabe que no tendría sentido poseerla como mujer y liberarla como esclava. Ella misma le dice a Hiram que solo será suya si no es suya. Hay muchas lecciones de vida en esta estupenda novela.




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