sábado, 10 de diciembre de 2022

Fernando Vidal: Educar con Julio Verne. Por Pedro Sáez Ortega

Vidal Fernández, Fernando: Educar con Julio Verne. PPC, Madrid, 2022. 480 páginas. Comentario realizado por Pedro Sáez Ortega (profesor de Educación Secundaria, Geografía e Historia).

La obra de Julio Verne, al igual que su propia vida, es poliédrica, en el sentido de que responde a muchas interpretaciones diversas, a veces contradictorias. El escritor francés ha sido alabado como precursor de los tiempos actuales, como escritor de ciencia ficción, como ágil novelista de aventuras geográficas casi imposibles, o también como poeta de la ciencia; pero, sobre todo, como un escritor debajo de cuyas narraciones se ocultaban muchos interrogantes. Hay un misterio en Julio Verne que, superando su vulgarización más reductora o superficial, desvela una hondura temática y una densidad literaria extraordinarias. Esto explica, en buena medida, su permanente actualidad, su sorprendente capacidad de responder a cada contexto, de ser leído e interpretado según la realidad histórica y existencial que cada época nos depara. 

Este es el punto de partida de Educar con Julio Verne, de Fernando Vidal: la firme convicción de que es posible realizar una lectura educativa de sus novelas, y que esta vertiente pedagógica del universo verniano es más que necesaria para comprender el presente. Es de destacar la apuesta del autor por un texto alejado de los contenidos formativos de la mayoría de los actuales libros destinados a educadores, que abordan casi monográficamente el uso y el abuso de las nuevas tecnologías virtuales, legítimamente preocupados por el impacto de las mismas en la construcción escolar y social del conocimiento, pero que han abandonado la reflexión sobre la configuración de formas de pensar, de ser y de vivir; en este caso alrededor de una compleja obra literaria como la del escritor francés. El libro, por tanto, emprende una ambiciosa tarea: realizar una lectura actual de la obra de Julio Verne, yendo a su esencia más profunda, con la intención de ayudar a sus lectores, no solo a comprender al autor, sino a utilizar sus ideas para educar la mirada sobre el mundo en que vivimos. 

Tras una breve introducción, Educar con Julio Verne comienza con un extenso capítulo dedicado a explicar las diversas razones que justifican la perdurabilidad de una obra que, si solo fuera un catálogo de inventos, expediciones y descubrimientos, habría quedado anticuada desde hace mucho tiempo: la dimensión enciclopédica desplegada en sus historias, la capacidad para introducir el mito y el misterio en el corazón mecánico de la civilización industrial, la visión “solar” y alegre de lo fantástico, o la crítica al positivismo pseudocientífico, son otros tantos argumentos desarrollados en estas páginas a favor de la modernidad de la literatura verniana. 

Es particularmente sugestivo el segundo capítulo, que aborda el tema de la orfandad como marco de sentido de los protagonistas de las principales novelas de la serie: el padre ausente, el padre buscado, el padre adoptado, son otras tantas situaciones que los personajes vernianos afrontan y resuelven en el marco físico de sus aventuras. Esta fijación por el tema del padre y del hijo pertenece a la propia vida de Verne, cuya biografía -especialmente las tormentosas relaciones que mantuvo con su hijo Michel- aparece, soterrada o explícitamente, en muchos de los Viajes Extraordinarios. 

A partir del capítulo tercero, el eje del libro se traslada de los temas a las obras. En lugar de continuar explicando los grandes asuntos vernianos —el mar, la máquina, la ciudad, la naturaleza, la ciencia o la Providencia—, Fernando Vidal se centra en algunas de las novelas del primer (y poderoso) ciclo creativo de la saga, el que va de 1863 a 1865, salvo Sin arriba ni abajo, de 1872, que Vidal incluye en el capítulo dedicado a la “trilogía de Gun Club”, sobre la expedición lunar. En esta parte, y junto a narraciones sobradamente conocidas, como Cinco semanas en globo, Las aventuras del capitán Hatteras, Viaje al centro de la Tierra y Los hijos del capitán Grant, se dedica un extenso y revelador capítulo al análisis de París en el siglo XX, la trágica distopía que Verne escribió casi al comienzo de su empresa, y que permaneció oculta hasta finales del siglo XX. Muy acertadamente, Fernando Vidal sitúa esta obra dentro del canon de los Viajes Extraordinarios, lo que obliga a revisar el supuesto optimismo que, según algunos autores, recorre toda la producción verniana hasta 1879, cuando su visión del mundo se hace mucho más oscura y pesimista. Aunque en el capítulo apenas se hacen referencias al presente, la lectura pormenorizada del argumento de París en el siglo XX nos conduce directamente al hoy y al mañana, de ahí el enorme potencial educativo de su historia. 

Mezclando diversos ingredientes —el argumento de las obras, sus personajes y los valores que encarnan, los conflictos que deben resolver para llevar a cabo su misión, las otras novelas de la serie con las que se conectan, los recursos literarios que Verne utiliza, no solo para garantizar la eficacia comunicativa, sino la fascinación literaria—, Vidal va analizando las constantes de la obra verniana, que bascula entre la denuncia —la inhumanidad tecnólatra del maquinismo industrial, la ferocidad del imperialismo colonialista, el armamentismo y sus justificaciones científicas, el totalitarismo genocida, entre otros aspectos de la civilización capitalista de finales del siglo XIX— y la apuesta por el humanismo científico, la inmersión respetuosa en la naturaleza, el uso civilizador de los valores universales, y, sobre todo, la fraternidad y el amor como las fuerzas más poderosas, aquellas que garantizan el triunfo verdadero de cualquier empresa, por difícil que parezca. 

¿Es posible educar en esa mirada verniana sobre el mundo, crítica y esperanzada a un tiempo? El autor de Educar con Julio Verne da una respuesta afirmativa, profunda y apasionada, que el autor de esta reseña, también miembro de esa “fraternidad del asombro”, construida a partir del impacto vital imperecedero que las historias de Verne dejaron en nuestra infancia, comparte plenamente. Educar con Julio Verne no solo refresca lo leído, sino que incita a descubrir y a volver a leer con ojos nuevos al escritor bretón: una propuesta por la que merece la pena viajar y aprender en el océano Verne. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario