viernes, 2 de diciembre de 2022

Patrick Modiano: Tinta simpática. Por Luis Ignacio Martín Montón

Modiano, Patrick: Tinta simpática. Anagrama, Barcelona, 2022. 128 páginas. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Comentario realizado por Luis Ignacio Martín Montón.

La última novela del Premio Nobel de Literatura 2014, el francés Patrick Modiano, recurre a un tema que está presente no ya solo en gran parte de su obra, sino que aparentemente ha sido casi una obsesión en su vida: la memoria y el olvido. No como conceptos colectivos como estamos acostumbrados últimamente a escuchar y leer, sino de un modo individual o, mejor dicho, personal, que no es exactamente lo mismo. Basten tres ejemplos para ilustrar este afán: el título de su novela anterior es Recuerdos durmientes; un libro dedicado a la obra de este autor, escrito por la profesora Anne-Yvonne Julien, lleva por título Modiano o las intermitencias de la memoria; el verso favorito de Modiano, cuyo autor es su compatriota el poeta René Char, dice: “Vivir es obstinarse en consumar un recuerdo”. 

Lo que aparentemente comienza como una novela detectivesca, casi de género negro, se va convirtiendo en una obra más alambicada, intrigante pero no al uso, donde el autor va desplegando su maestría literaria para hacernos pensar que no es tan importante lo que realmente sucede, sino lo que el protagonista, Jean Eyben, va relatando y cómo. Para descifrar un enigma como el de la novela (¿qué ocurrió con Noëlle Lefebvre?) es imprescindible buscar la relación entre el pasado y el presente, y ¿qué es eso sino el engranaje entre el recuerdo y el olvido? 

Tanto Jean Eyben como el lector parecen avanzar a trompicones; en algunos momentos llegan a callejones sin salida, en otros aparecen hechos y realidades que, de algún modo, ya parecían estar allí y de las que se era plenamente consciente, como si hubieran estado escritas en la tinta invisible que da título a la novela, pero que solo debían conocerse (¿o recordarse?) en ese preciso momento. 

Tal vez Modiano en esta novela no hace sino jugar, con los personajes y con los lectores, y este juego inquietante, que en la ficción de la novela marca al protagonista no solo en su ámbito profesional, sino que va descubriendo que hay una implicación más personal, podría ser el desencadenante de una serie de preguntas dirigidas al lector: ¿Cuáles son nuestros recuerdos? ¿Realmente nos acordamos de todo lo importante? ¿Y si hubiera momentos, situaciones, conocimientos, que olvidamos y que no fueran sólo significativos, sino que formaran parte de aquello a lo que dedicamos nuestra vida? ¿Y si el olvido tuviera un propósito que se escapa a nuestra voluntad y consciencia? 

No son preguntas de respuesta fácil en absoluto, así como esta novela no proporciona certidumbres en ningún momento; sin embargo, sí nos empuja a concluir que, si el presente es la consecuencia de muchos pasados anteriores y si nuestra relación con el pasado es precisamente nuestra memoria y recuerdos, el papel que juega el olvido en quiénes somos aquí y ahora es determinante.


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