lunes, 27 de marzo de 2023

José María Rodríguez Olaizola: En tierra de nadie. Por Javier Sánchez Villegas

Rodríguez Olaizola, José María: En tierra de nadie. Sal Terrae, Santander, 2006. 104 páginas. Colección "El Pozo de Siquén" 187. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Está claro que la actividad física es buena. Salir a correr es beneficioso no solo para el cuerpo, sino también para el alma. En ocasiones, incluso la música estridente puede acompañar el ritmo acompasado de aquel que busca una respuesta a una pregunta grave, y ordenar el pensamiento. ¿Que no? Esto fue lo que le pasó al autor de esta obra, a José María Rodríguez Olaizola, hace 18 años, cuando salió a correr en Roma. En el fondo le bullía esta pregunta: 
¿Cómo se puede compaginar vivir en una cultura como la nuestra y conservar la fe? Más precisamente, ¿se puede mantener una fe que incluya lo eclesial, con todas sus tensiones y contradicciones, en esta época?
Y fruto del intento de dar respuesta a estas cuestiones, surgió este libro. 

Olaizola (Oviedo, 1970, jesuita y sociólogo) considera que cualquier persona que se plantee hoy el tema de Dios y de la Iglesia con frecuencia se puede ver impulsada a tomar una de las siguientes posiciones: la del militante de la fe, la del activista cristiano o la del militante antieclesial. Los primeros optan por una estrategia defensiva, los segundos por la transformación social y la renovación de la Iglesia, mientras que para los terceros lo políticamente correcto es no creer. Dichas posiciones forman un triángulo, en cuya área se encuentra la "tierra de nadie", expresión que da titulo al libro. Bien, el autor, después de caracterizar cada una de las posiciones (capítulo 1), pasa a definir en qué consiste esa tierra de nadie (capítulo 2), la cual se caracteriza como "una amplia superficie donde las cosas parecen menos claras, y las afirmaciones menos tajantes". Es el espacio de quienes no se sienten alineados en ninguno de los tres vértices de ese triángulo. Es el espacio de los que viven en la indefinición y la incertidumbre... Por otra parte, es espacio de conflicto, pero también de silencio, de soledad... de vinculación afectiva con la Iglesia (capítulo 3). Es una tierra en la que se puede crecer (capítulo 4), cultivando una espiritualidad para hoy, poniendo en diálogo corazón y cabeza, siendo exigentes y comprensivos, valorando los límites, contando con la ambigüedad, aprendiendo a conocer a la gente de Iglesia, buscando espacios de encuentro y formación, etc.

Al hilo del tema de la formación, Olaizola destaca algunos puntos. ¿Qué podrías decir de...?:
- Dios (¿quién es y cómo es?).
- Jesús (¿qué le diferencia de otras personas muy buenas y admirables que han vivido en el pasado? ¿Cómo entender hoy eso de la encarnación?).
- La Eucaristía (¿qué se celebra y cómo?).
- El pecado (¿no serás de los que lo reducen todo a una cuestión de "yo no siento que peque"? ¿Crees que es simplemente transgredir una regla?).
- El perdón y la reconciliación: ¿por qué reconocer el pecado o pedir perdón ante otra persona? ("ya me arreglo yo a solas con Dios...").
- El compromiso concreto (¿qué tipo de huella estamos llamados a dejar hoy? ¿Siguen teniendo sentido conceptos como misión, evangelización, proclamación del reino...?).
- La Biblia, ¿cómo leerla? 
- Las bienaventuranzas (¿cómo convertirlas en programa de vida real?).
- La Iglesia (huyamos de los topicazos al uso, y aprendamos a asomarnos a esta institución en toda su complejidad; no nos reduzcamos a ser forofos acríticos o adversarios ultra que siempre encuentran motivo para la queja).
- El Concilio Vaticano II.
- El mal.

Como veis, todo un programa de contenidos básicos y necesarios para poder crecer y evolucionar en la tierra de nadie, tierra que no está exenta de tentaciones (capítulo 5) y de tensiones (capítulo 6).

Para finalizar, una mirada esperanzada sobre la Iglesia, la cual es vista no como una institución cerrada en sí misma, en sus problemas y dinámicas, sino como un espacio en el que el Dios revelado en Jesús puede seguir proclamando la buena noticia en este mundo. Esa buena noticia, ese evangelio, que sigue siendo hoy respuesta posible a los anhelos y los sueños, las inquietudes y miserias, los fracasos y los aciertos de la humanidad, que sigue caminando en busca de la plenitud.

Esta es la primera obra que Olaizola publica en Sal Terrae. Después de esta vendrán otras, muchas, que profundizarán en muchos temas que integran la preocupación humana por conseguir la plenitud. Esta obra que hemos presentado fue publicada en 2006, hace ya 17 años, pero os puedo prometer que no ha perdido actualidad; de hecho, va por la 6ª edición. En ella hay intuiciones que pueden iluminar y de qué manera el camino de los que nos encontramos en tierra de nadie. Hasta la próxima.


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