martes, 2 de enero de 2024

Javier Garrido: Evangelizador y discípulo. Por Cristina Erce

Garrido, Javier: Evangelizador y discípulo. Apuntes de discernimiento espiritual. Sal Terrae, Santander, 2008. 256 páginas. Comentario realizado por Cristina Erce.

Javier Garrido, autor suficientemente conocido por sus publicaciones y su misión evangelizadora, es religioso franciscano y se ha dedicado principalmente a la pastoral de personalización, a estudios de espiritualidad y a la reflexión sobre temas franciscanos.

Este libro completa un tríptico iniciado por el autor con El camino de Jesús (2006) y El camino de María (2007). Escrito en estilo interdisciplinar, el autor combina reflexión racional, teología espiritual y experiencia pastoral. El itinerario espiritual de la personalización (cf., por ejemplo, Proceso Humano y Gracia de Dios, en esta misma editorial) está de fondo en el conjunto de estas páginas, en virtud del cual la persona, prefiriendo verdad a seguridad, superando la fe como asimilación de ideas o sistema de creencias, se implica en un proceso donde, desde el ahondamiento en el propio ser personal y la relación con Dios, se realiza el proceso de transformación personal. 

La obra consta de tres partes en las que la misión del evangelizador es el tema central. La primera de ellas –Vocación– profundiza en la vocación personal del cristiano, llamado a la obediencia de fe y a dar paso a la Palabra para que pueda suscitarse en otros el encuentro con Jesús. Los títulos en los que explicita el objetivo de este primer bloque son significativos: «Camino de Jesús, camino del discípulo»; «Tarea y misión»; «La pregunta decisiva»; «Mediación espiritual»... por citar sólo algunos ejemplos. La segunda parte se centra en los desafíos radicales a los que se enfrenta el evangelizador hoy («Razón y fe»; «La sociedad se seculariza»; «El pluralismo religioso»...) y donde corresponde también, sobre todo y de forma nueva, el anuncio de la Buena Noticia. Ahora bien, según señala el autor, no puede haber «palabra» para otros si uno previamente no ha vivido esta dramática personalmente. De ahí el tenor de los epígrafes finales del apartado, que atañen directamente al evangelizador: «Por qué soy cristiano»; «Tentaciones del evangelizador»; «¿Dónde estoy fundamentado?»... En la tercera parte del libro –Amor de misión– se desarrolla más extensamente la densidad antropológica y espiritual de la misión del evangelizador: «Contemplación para alcanzar amor de misión»; «Como un granito de mostaza»; «Dar paso»; «Misión de amor»... son algunos de los apartados que contiene y que, en un estilo sugerente y expresivo, invitan simultáneamente a la reflexión, al discernimiento y a la meditación. «¿Por qué a mí?» da título a un Epílogo que se constituye en una auténtica profesión de fe al estilo paulino. 

Esta estructuración y desarrollo de la obra muestra la coherencia con lo que afirma el autor en la Introducción: «La tesis de fondo dice que no cabe vivir la vocación de evangelizador si se separan la mirada del Señor que nos envía y la mirada a los hombres y mujeres en su realidad cotidiana. Problemática personal y problemática pastoral van de la mano». 

Ciertamente, es lúcida la correlación entre el camino del discípulo y la misión tal como se plantea en la obra. El autor propugna que la misión, más allá de la tarea llevada responsablemente, requiere conversión teologal y relación de amor, en obediencia de fe, con el Dios vivo. Se destaca que no puede haber seguimiento de Jesús que no lleve al descubrimiento de la misión personal, lo que requiere un fino discernimiento espiritual, no para relativizar o equilibrar, sino para ser más fieles al Evangelio. Es en el desarrollo de la misión cristiana donde este libro tiene a la vez su carencia y también su mayor aportación. Se echa de menos una reflexión sobre otras formas de misión cristiana que sólo quedan apuntadas; pero es de destacar la densidad con que se expone una forma concreta, la evangelización. El autor, tras más de cuarenta años dedicado a la pastoral y al acompañamiento personal, habla con criterio intelectual, pero sobre todo desde dentro de la dilatada experiencia de su misión como evangelizador. Por eso este libro resultará especialmente significativo para aquellos que, de maneras variadas, cuidan y acompañan a otros en el descubrimiento y la fe en Jesús. 

Las palabras finales de Evangelizador y discípulo creemos que sirven perfectamente para resumir gran parte de la obra, concluir esta presentación y situarnos en la quintaesencia del anuncio: «La evangelización consiste en actualizar la Historia de la Salvación. Paradoja de una misión que despierta resistencias y, sin embargo, llena el mundo con su Luz». 


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