Lamet, Pedro Miguel: Deja que el mar te lleve. Mensajero, Bilbao, 2019. 256 páginas. Comentario realizado por Lucía Muñoz Moro.
“Los libros siempre están disponibles, nunca están ocupados” decía Cicerón y así nos recuerda la suerte y la importancia de tener libros a mano y disfrutar siempre de su lectura. El disfrute además no acaba con la lectura, sino que suele continuar después, como es el caso de este libro, cuya compañía continúa durante mucho más tiempo por el poso que dejan sus palabras. Pedro Miguel Lamet nos habla del sentido de la vida a través de la historia de una familia madrileña que pasa sus veranos en Cádiz, esa tierra azul y blanca con sabor a mar.
Seguimos los pasos de Rodrigo, uno de los hijos de esta familia y ya veterano periodista que vuelve al sur, agotado de tanto remar tierra adentro en Madrid y con ganas de dejar entrar a la luz, al aire y al mar en su vida. Rodrigo nos cuenta desde el principio los dos acontecimientos que marcaron su vida en la infancia: una larga enfermedad que le mantuvo inmóvil durante mucho tiempo y la muerte repentina de su queridísima hermana Silvia.
Rodrigo vuelve a preguntarle al mar muchas de sus dudas vitales. ¡Qué bonito! Es el mar el que va revelándole en su continuo preguntar y escuchar, muchas de las respuestas que espera. “El mar siempre me habla, pero sin palabras. Quizás porque las mejores respuestas no son verbalizables. Solo el silencio responde, pero no es fácil saber escuchar el silencio” (p. 96)… nos dice Rodrigo.
En este viaje al pasado, con el mar como compañero, nuestro protagonista va descubriendo que una de las claves para ser feliz es la aceptación del dolor. Nos dice el autor que lo que más nos cuesta en el dolor es aceptar que ya nada va a ser igual, nos apegamos a la vida que teníamos como a una tabla de madera en altamar. Y necesitamos experimentar el don de dejarse llevar por el río de la vida, sin resistirnos, sin nadar a contracorriente. Con la aceptación, el sufrimiento se desvanece.
Estas palabras me han traído ecos de Resurrección. ¿No es la Resurrección de Cristo la aceptación del dolor, la otra cara del sufrimiento, la alegría de la entrega? Dios nos viene a buscar y nos encuentra en nuestras noches, viene a darnos vida para que nosotros se la demos a otros. Esta historia es una historia de amor, de entrega, de lanzarse a mares desconocidos hasta donde Dios nos lleve. ¡Déjate llevar por Él!
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