Martini, Carlo Maria: Encontrarnos a nosotros mismos. Sal Terrae, Santander, 2022. 260 páginas. Traducción de José Aliaga Girbés. Comentario realizado por Luis López-Yarto.
Sal Terrae ha decidido poner en nuestras manos de nuevo, en este ya avanzado primer tercio del siglo XXI, el clásico volumen que el Cardenal Martini publicó hace 26 años, con el título Ritrovare se stessi. C’è un momento nell’anno per fermarsi e cercare, y que fue traducido por primera vez al castellano, en 1999 (PPC) con su título actual. Sigue siendo una experiencia necesaria seguir con Carlo María Martini, y acompañados por su reflexión profunda y asequible, un pausado itinerario espiritual de renovación espiritual, que invita a orar y buscar en la Escritura, y en el propio interior, una orientación para la vida.
Martini sintió siempre la vocación de dirigirse a toda persona que, con buena voluntad, con fe firme, débil o vacilante, desea pasar a engrosar las filas de los honestamente pensantes. Y a éstos les propone un itinerario de reflexión y oración, por medio de una lectura que aspira a convertirse en punto de partida.
El pensamiento de Martini surge de su excepcional familiaridad con la Biblia y de un largo trato con la espiritualidad ignaciana. La marca que dejaron en él, tanto su paso por el Instituto Bíblico de Roma como los Ejercicios de san Ignacio, se transparenta en cada página de este libro, escrito cuando era ya arzobispo de Milán y cardenal de la Iglesia.
El esquema del libro sigue, sin nombrarlo explícitamente, la pauta de los Ejercicios ignacianos: tras un primer capítulo sobre Dios y su relación con el hombre, que sienta las bases para un sólido Principio y Fundamento, proporciona al lector ‘modo y orden’ en un segundo capítulo sobre la oración. Como era de esperar la lectio divina de la Escritura ocupa un lugar central. Alargada por cuatro nuevos escalones que titula consolatio, discretio, deliberatio y actio, “puede constituir una ayuda formidable frente al actual desafío del mundo occidental”. Aborda enseguida la temática del pecado, indisolublemente unido a la reconciliación y la conversión, en una presentación original de la Primera semana de Ejercicios. A ésta sigue el capítulo titulado “el combate espiritual”, en el que se escuchan de cerca los ecos de la fuerza del enemigo de natura humana que combate al Señor Jesús, “perpetuada en la conflictividad permanente de la vida cristiana”. Por fin, el “momento para pararse y buscar” que quiere ser este libro, culmina con la Pascua de Cristo: Pasión, Eucaristía y Resurrección.
El autor quiere que el lector logre fijar sus ojos en Dios, porque eso será garantía de que acabará conociéndose mejor también a sí mismo: si lográsemos focalizar nuestra atención en el Señor “nos creeríamos diferentes, con una lucidez y una claridad nunca experimentadas, y comprenderíamos mejor la pregunta: ‘¿Quién soy yo?’”. Por eso nos obliga a leer, desde un nuevo silencio interior, numerosos pasajes rejuvenecidos de la Escritura: los primeros capítulos del Génesis, el Salmo 23, el Padrenuestro o el pasaje de las tentaciones de Jesús. A leer en actitud de escucha activa, como el que descubre un mundo nuevo, palabras que pueden cambiar nuestra vida.
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