Cuesta, Daniel. La procesión va por dentro. En busca de una espiritualidad cofrade. Mensajero, Bilbao, 2019. 251 páginas. Comentario realizado por Luis López-Yarto.
La procesión va por dentro añade una coda final de diez páginas, bajo el significativo título de “Conclusión a la Ignaciana”, estructurada en forma de Examen, siguiendo los puntos que señala el libro de los Ejercicios de Ignacio. Como último capítulo del volumen ofrece una buena clave para entender el texto que precede.
El autor, jesuita de ya larga formación en la escuela de la espiritualidad ignaciana, vive aún, con indisimulado entusiasmo, su identidad de origen como cofrade y desea exponer, osada y abiertamente, el hondo significado que para él ha tenido y tiene el haber estado inserto, desde siempre, en esta parcela, para muchos desconocida, de la religiosidad popular.
No es fácil clasificar el libro resultante en un género determinado. La elección de hablar en primera persona sitúa su estilo cercano a la narración. Narración amable, llena de afecto por aquello que narra y no exenta de bienhumorado acercamiento a la realidad. Su vena más expositiva presenta, por otra parte, con suficiente distancia, el itinerario interior que va esculpiendo la identidad cristiana de todo convencido cofrade. En buena parte el estilo es descriptivo. Van apareciendo los diversos instrumentos devocionales usados por las cofradías, sus ritos y elementos materiales, con intención didáctica y pastoral innegables. No faltan incursiones breves en la historia, y, desde luego en la interpretación de los signos, en párrafos que nos acercan a la teología espiritual.
La pretensión del autor, con todo, no es justificar con datos, ni numéricos ni geográficos, el posible auge actual de las cofradías en nuestro país. Quede eso para un acercamiento más cuantitativo y, quizá también, más objetivo al tema. El autor no desea entrar en polémica sobre la conveniencia de fomentar un tipo de religiosidad u otro. Su opinión es irrenunciablemente favorable a la espiritualidad cofrade, que mantiene con talante abierto, más propicio al diálogo que a la discusión.
Con actitud no defensiva y lenguaje llano, presenta al lector conceptos que éste quizá descubre por primera vez. ¿Cómo se explica que una imagen posea unción? ¿Por qué una acción colectiva da devoción? ¿Qué quiere decir orar con los sentidos? Descubrimientos que abren horizontes, dibujan alguna interrogación e invitan a una consideración profunda. Es el resultado amable de un lenguaje de mano tendida, desprovisto de cualquier molesta jerga gremial.
El Examen a la ignaciana que propone Dani Cuesta es pertinente. Queda sobre el tapete la necesidad de abordarlo en un clima trasparente, libre de prejuicios, como un amigo habla a otro amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario