miércoles, 24 de enero de 2024

Thomas d'Ansembourg: Ser feliz no necesariamente es cómodo. Por Rosario Paniagua Fernández

d'Ansembourg, Thomas: Ser feliz no necesariamente es cómodo. Sal Terrae, Santander, 2006. 246 páginas. Comentario realizado por Rosario Paniagua Fernández.

En el libro está recogida la experiencia profesional del autor con grupos de jóvenes con problemas. D’Ansembourg es psicoterapeuta y enseña la «comunicación no violenta» según el método de Marshall Rosenberg. El autor, que en su vida y en la de las personas a las que acompaña ha identificado diversas «trampas anti-felicidad», hace una invitación a tomar conciencia de dichas trampas y propone una serie de aprendizajes prácticos para salir de ellas, tarea básica para superar las dificultades de la vida y lograr un bienestar interior a pesar del sufrimiento.

De una manera muy clara va desgranando su propuesta sirviéndose de símiles que hacen muy grata su lectura. Hay que salir del acuario de una vida recortada por los temores y lanzarse a alta mar, que es más difícil, pero que es también donde encontraremos el sentido de una vida en libertad. Esta travesía proporciona incomodidades; pero pensar que la felicidad se alcanza cuando cesan las dificultades es una gran trampa, así como darle más importancia al hacer que al ser. En la vida de las personas se dan actitudes erróneas tales como: esperar a que vengan tiempos mejores, negarse a soñar y culparse de la propia infelicidad. Todo ello atenaza al sujeto y le impide vivir acogiendo los gozos y las sombras de la existencia desde una perspectiva sana y real. Apalancarse en la pena sin querer salir de ella ni gozar de momentos gratos es otra trampa, pues la vida trae alternancias como algo natural. Decía Rilke: «Acepto las estaciones del corazón de la misma manera que las del campo». Fabricarse subjetivamente una realidad que dista de la objetiva es otra trampa, así como encontrar la felicidad sólo en el reconocimiento y no decir nunca no, por miedo a perder la estima de los demás. 

El autor nos presenta los elementos de la comunicación no violenta (CNV), tales como: observar sin juzgar, sentir sin interpretar... Este apartado queda enriquecido por la exposición de numerosos casos prácticos de gran utilidad para acompañantes y terapeutas. La paz en las relaciones con los demás sólo puede derivarse de la paz en el interior de nosotros mismos. Pero esa paz hay que hacerla y rehacerla constantemente, ha de ser un trabajo personal continuo. Hace hincapié en la distinción entre el pensamiento binario (o dejo de sufrir o soy feliz) y el pensamiento complementario (estoy sufriendo, pero trato de llevarlo lo mejor que puedo). De este último pensamiento se desprende conciliación, abrir los ojos más allá del evento doloroso y huir del victimismo. 

Hay falsas ideas que impiden ser felices: «no estamos aquí para divertirnos». Ante ello, las personas se aturden con mil tareas, no se conceden momentos de alegría, la cual les parece una pérdida de tiempo; y si la alegría llega, la ocultan para no resultar insustanciales. Hay que estar muy alertas con la educación para la amabilidad y la condescendencia. El disentir no es desamor: hay que manifestarse sinceramente, sin miedo a la desaprobación de los otros. Si no manifestamos nuestras discrepancias, tampoco admitiremos el parecer de los demás. Al decir «no», admitiremos también el «no» de los demás. Para salir de los conflictos hay que entrar en ellos, hay que encararlos, «mojarse». La persona que juega con la vida, la está evitando y está incapacitado para crecer; ha perdido el sentido de la realidad; busca compensaciones falsas, alimentos que no sacian, y sigue en búsqueda permanente, pero no afronta de verdad su existencia. 

Por último, para acostumbrarnos a la felicidad en medio de las dificultades normales que la vida trae consigo el autor propone los llamados «ejercicios de celebración», como: rememorar lo bueno, recordar lo bueno en los momentos malos, tomarse tiempo para gozar, disfruta conscientemente, vivir el momento presente, saber disfrutar con lo que se ha disfrutado... Con todo ello el autor pretende –y lo consigue con la presente obra– alertarnos sobre las trampas para ser felices y marcar algunas estrategias válidas para alcanzar el bienestar aun en medio del sufrimiento que es connatural a la existencia humana.


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