Garrido, Javier: El camino de María. Vida y misión. Sal Terrae, Santander, 2007. 144 páginas. Comentario realizado por Mª Ángeles Gómez-Limón.
Javier Garrido no necesita presentación. Religioso franciscano, se ha dedicado principalmente a la pastoral de personalización, al estudio de la espiritualidad cristiana y a la reflexión sobre temas franciscanos. El alcance de su actividad pastoral y su gran número de publicaciones (Una espiritualidad para hoy; Grandeza y miseria del celibato cristiano; Ni santo ni mediocre; Adulto y cristiano; Proceso Humano y gracia de Dios; El conflicto con Dios hoy; La relación con Jesús hoy; Itinerario espiritual de Francisco de Asís; etc.) hacen de él una verdadera referencia para la espiritualidad contemporánea.
El camino de María, como el mismo autor indica, continúa otro sobre Jesús (El camino de Jesús, Sal Terrae, 2006), con el que, a modo de díptico, comparte «la misma inspiración espiritual y teológica, es decir, la preferencia por la fenomenología espiritual narrativa» (p. 10) en virtud de la cual trata de aproximarse y esbozar la vida interior de María. La obra, aun dentro de su brevedad, consta de las dos partes indicadas en el subtítulo: Vida y Misión. Esta estructura responde a la perspectiva que atraviesa la obra y que el autor formula en los siguientes términos: «la vida de María transcurrió en el ocultamiento, a la sombra del Espíritu Santo, en conexión única con su hijo Jesús, porque tal era su misión histórica; pero será el mismo Espíritu el que iluminará muy pronto a la comunidad eclesial para que comprenda el lugar de María en el conjunto del Misterio de Cristo» (p. 10), afirmando que «la Iglesia no puede entenderse a sí misma sin María» (p. 11). De esta manera, tras el Prólogo y un capítulo introductorio donde se explicitan los Criterios y opciones, el primer gran apartado, Vida, se articula, como todo el libro, en un conjunto de breves capítulos que esbozan lo que se indica en sus títulos: «Vocación»; «Raíces»; «Nazaret»; «Discípula»; «Al pie de la cruz»; «Pentecostés»; «Últimos años». El segundo apartado, Misión, se ocupa de presentar –sucintamente también– los grandes temas relativos a la significación de María en la fe de la Iglesia y en la existencia creyente: «Del ocultamiento a la devoción»; «Madre del Señor»; «Madre del discípulo»; «Sobre los dogmas marianos»; «Sobre el eterno femenino»; «Mediación»; «Su secreto». La obra se cierra con un Epílogo: perder para ganar, que sintetiza la inspiración de las páginas precedentes y cuyo contenido se condensa en la frase final: «María nos sigue emplazando ante lo esencial cristiano» (p. 143).
Creemos que la obra, dentro de la clara finalidad pastoral que tiene (cf. p. 11), ofrece dos grandes aportaciones: los planteamientos de fondo, indicados básicamente en el capítulo introductorio, y, desde ellos, la manera de abordar la persona misma de María. En cuanto a dichos planteamientos de fondo, destaca su análisis sobre la relación entre fe y representación cultural (cf. p. 15), la relación entre mariología y cristología (transversal en la obra, tratada específicamente en pp. 18s) y el modo de entender el «principio de humanización», que tanta transcendencia ha tenido en la aproximación a Jesús y, consiguientemente, a María (ver, por ejemplo, pp. 19s). Este marco de interpretación permite un tratamiento de la figura de la Madre del Señor novedoso y profundamente sugerente tanto para la mariología como para la experiencia personal creyente, en el que supera tanto la tentación maximalista (las diversas formas de sublimación mariana) como minimalista (María, tan normal como todos, una de tantas) a partir del acercamiento –«con pudor», en palabras del propio autor– a la hondura teologal de la Madre de Jesús, en su dinamismo de gracia y libertad.
Javier Garrido explicita desde el primer momento la intencionalidad de la obra y sus características (pp. 10ss), señalando que, aun cuando hay en la base un determinado pensamiento sistemático, no pretende un tratado de mariología, sino sólo una serie de «apuntes» que combinan reflexión y contemplación, abiertos a la creatividad de los interlocutores y que quieren conducir a descubrir «desde dentro» a María.
Esta opción, enfoque y estilo literario facilita su lectura y, por tanto, la llegada a un público no necesariamente especializado en temas teológicos. Apuntes que, sin embargo, a veces nos parecen excesivamente breves, puesto que se encabezan apartados en los que, en pocos párrafos, se tratan temas que permitirían un mayor desarrollo.
En síntesis, estas páginas ofrecen una valiosa ayuda tanto para los que buscan el lugar adecuado de María en su vida creyente como para, indirectamente, descubrir lo esencial del itinerario espiritual, esto es, «consentir» (pp. 27s), «permanecer en el ocultamiento del amor de obediencia, dando vida desde dentro» (p. 115).
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