Lluch Frechina, Enrique: Por una economía altruista. Apuntes cristianos de comportamiento económico. PPC, Madrid, 2010. 217 páginas. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.
El objetivo del libro consiste en plantear, al menos en el ámbito microeconómico, una economía alternativa –la denominada por el autor altruista– a la economía existente –la denominada egoísta–, y todo ello por razones éticas basadas en los Evangelios y la Doctrina Social Católica.
El objetivo del libro consiste en plantear, al menos en el ámbito microeconómico, una economía alternativa –la denominada por el autor altruista– a la economía existente –la denominada egoísta–, y todo ello por razones éticas basadas en los Evangelios y la Doctrina Social Católica.
El punto de partida es la crítica de la misma definición de economía: si damos por supuesto que el principio en el que se basa la economía liberal consiste en la forma de satisfacer las necesidades ilimitadas con recursos escasos, un análisis de los términos mismos con los que nos encontramos en la definición puede arrojar alguna luz que ayude a aclarar el planteamiento. Para ello un análisis crítico del término necesidades puede arrojar mucha luz.
Manejando el significado de términos que se nos presentan como sinónimos, tales como necesidad, deseo y apetencia, el autor introduce diferencias significativas; así, si la necesidad hay que relacionarla con aquellas cosas que son imprescindibles para la conservación de la vida, no ocurre lo mismo con el deseo, movimiento enérgico desde la voluntad hacia el conocimiento, posesión o disfrute de algo, o la apetencia, movimiento natural que inclina al hombre a desear una cosa… De ahí que haya necesidades básicas individuales, relacionadas con la supervivencia, tales como la alimentación, el vestido, la vivienda, el descanso o la asistencia sanitaria en caso de enfermedad, y necesidades sociales o de condición que tienen que ver con el llevar una vida digna en el entorno propio.
Hechas estas acotaciones al término necesidades, se trata ahora de discutir el por qué del calificativo de ilimitadas, calificativo que añade la economía egoísta y pretende desterrar la economía altruista. El error, a juicio del autor, consiste en confundir el término necesidades con el término deseos, entendiendo que si bien el calificativo ilimitados se adecua bien con el término deseos, no ocurre lo mismo si aplicamos el mismo calificativo al término necesidades… Se completan estos análisis haciendo un recorrido por el significado de la insatisfacción, poniéndolo en relación con lo positivo, es creativa en dosis limitadas, es autodestructiva en dosis mayores, genera múltiples dependencias limitando la autonomía y la autodeterminación; hace que se adquieran deudas…
Sentadas estas bases, el capítulo 2.º se dedica a aplicar estos principios al consumo, el 3.º al ahorro y el 4.º al trabajo y al descanso. En el desarrollo de los tres capítulos se sigue el mismo esquema: una primera parte reflexiva, podríamos decir de ética general; una segunda parte en la que se completan las enseñanzas de la Iglesia sobre el tema, moral católica; una tercera parte en la que se hacen ciertas propuestas concretas de mejora; y una cuarta parte en la que se invita a que el lector continúe con la reflexión aquí iniciada. El capítulo 5.º es una recapitulación de los principios, el alcance, la posibilidad efectiva y los límites en el que se manejan los principios cristianos de caridad, bien común, justicia, etc. Se completa el trabajo con una reflexión sobre la encíclica Caritas in veritate.
El autor, profesor de economía en el CEU de Valencia, simultanea su trabajo académico con la participación en proyectos de desarrollo destinados al Tercer Mundo. El trabajo que se comenta puede incluirse en esa corriente del análisis económico que pretende devolver a la economía el carácter de ciencia moral con la que se inició.
Manejando el significado de términos que se nos presentan como sinónimos, tales como necesidad, deseo y apetencia, el autor introduce diferencias significativas; así, si la necesidad hay que relacionarla con aquellas cosas que son imprescindibles para la conservación de la vida, no ocurre lo mismo con el deseo, movimiento enérgico desde la voluntad hacia el conocimiento, posesión o disfrute de algo, o la apetencia, movimiento natural que inclina al hombre a desear una cosa… De ahí que haya necesidades básicas individuales, relacionadas con la supervivencia, tales como la alimentación, el vestido, la vivienda, el descanso o la asistencia sanitaria en caso de enfermedad, y necesidades sociales o de condición que tienen que ver con el llevar una vida digna en el entorno propio.
Hechas estas acotaciones al término necesidades, se trata ahora de discutir el por qué del calificativo de ilimitadas, calificativo que añade la economía egoísta y pretende desterrar la economía altruista. El error, a juicio del autor, consiste en confundir el término necesidades con el término deseos, entendiendo que si bien el calificativo ilimitados se adecua bien con el término deseos, no ocurre lo mismo si aplicamos el mismo calificativo al término necesidades… Se completan estos análisis haciendo un recorrido por el significado de la insatisfacción, poniéndolo en relación con lo positivo, es creativa en dosis limitadas, es autodestructiva en dosis mayores, genera múltiples dependencias limitando la autonomía y la autodeterminación; hace que se adquieran deudas…
Sentadas estas bases, el capítulo 2.º se dedica a aplicar estos principios al consumo, el 3.º al ahorro y el 4.º al trabajo y al descanso. En el desarrollo de los tres capítulos se sigue el mismo esquema: una primera parte reflexiva, podríamos decir de ética general; una segunda parte en la que se completan las enseñanzas de la Iglesia sobre el tema, moral católica; una tercera parte en la que se hacen ciertas propuestas concretas de mejora; y una cuarta parte en la que se invita a que el lector continúe con la reflexión aquí iniciada. El capítulo 5.º es una recapitulación de los principios, el alcance, la posibilidad efectiva y los límites en el que se manejan los principios cristianos de caridad, bien común, justicia, etc. Se completa el trabajo con una reflexión sobre la encíclica Caritas in veritate.
El autor, profesor de economía en el CEU de Valencia, simultanea su trabajo académico con la participación en proyectos de desarrollo destinados al Tercer Mundo. El trabajo que se comenta puede incluirse en esa corriente del análisis económico que pretende devolver a la economía el carácter de ciencia moral con la que se inició.
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