lunes, 21 de octubre de 2024

Eloi Leclerc: San Francisco de Asís. Por Sofía Quintáns Bouzada

Leclerc, Éloi: San Francisco de Asís. Exilio y ternura. Sal Terrae, Santander, 2008. 166 páginas. Comentario realizado por Sofía Quintáns Bouzada.

Éloi Leclerc, religioso franciscano, figura como uno de los autores espirituales contemporáneos más conocidos, sobre todo, evidentemente, en ambientes franciscanos. Entre sus publicaciones, esta misma editorial ha traducido: El Reino Escondido (2000), El Dios mayor (1997), El sol sale sobre Asís (2005), El pueblo de Dios en la noche (2005) y, más recientemente, Id a GalileaAl encuentro del Cristo pascual (2006). Pero, sin duda, es especialmente destacado y conocido por una obra considerada por muchos lectores como «libro de cabecera»: Sabiduría de un pobre, traducido a multitud de lenguas y reeditado en múltiples ocasiones. 

Este libro, Exilio y ternura, ha sido editado varias veces y en distintos idiomas. No se trata de una biografía. Pertenece al mismo género literario que Sabiduría de un pobre; por tanto, como expresa el autor, es un «libro de contemplación», un intento de «interpretación de la sinfonía interior» de San Francisco de Asís, un acercamiento a su «universo de humildad y delicadeza». 

A lo largo de sus 14 capítulos, Éloi Leclerc se inclina sobre las fuentes franciscanas «dejándolas cantar», sin perder éstas la objetividad de los acontecimientos. Quizá por eso, el libro cobra mayor resonancia y frescura para nuestros contemporáneos, además de lograr la empatía afectiva con la nueva presencia en el mundo que Francisco de Asís inicia. Este nuevo tipo de presencia se inspira directamente en la revelación evangélica, la de un Dios Padre-Madre que, en Cristo, ha traído la Paz. 

El autor muestra cómo en tiempos de Francisco el mundo estaba, como hoy, dividido en nombre de Dios. Por un lado; el islam; por otro, el cristianismo. Entre ambos, la guerra santa, la Cruzada. A lo largo del libro, Éloi Leclerc muestra el amplio horizonte de Francisco y su herencia genial: su horizonte vital no fue «la cristiandad de su tiempo, con su prestigio y sus fronteras, sino Jesucristo a quien amar y el ser humano a quien salvar». Es un ser pobre de bienes y de poder, profundamente humano y cercano al dolor, dispuesto a las mayores radicalidades evangélicas acogiendo el ritmo de Dios. Es por este motivo por el que Francisco da el salto hacia Oriente, más allá de las fronteras conocidas de la cristiandad, y se adentra en lo desconocido, hasta llegar a encontrarse en distintas ocasiones con el sultán Melik el-Kamil. 

Sus ideales de conversión del Sultán y de los cristianos a la dulzura evangélica fracasaron, como también su deseo de unidad en la fraternidad. Aquí cabría intercalar el encuentro del lector con la experiencia honda de la «hermana oscuridad» que Francisco experimenta y que tan bellamente narra Sabiduría de un pobre. Por eso el final de Exilio y ternura completa esa noche oscura de Francisco, aceptando en su propia vida lo que significa ser padre y madre, llegando a serlo él mismo. 

Para finalizar, unas palabras del Hermano de Asís que animen a la lectura del libro y nos lleven lejos, más allá de las fronteras: «Puesto que soy el más pequeño y el siervo de todos», decía, «estoy obligado a ponerme al servicio de todos y a llevar a todos las palabras odoríferas del Señor».


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