lunes, 7 de octubre de 2024

Emilia Bea (ed.): Simone Weil. Por Tomeu Estelrich Barceló

Bea, Emilia (ed.): Simone Weil. La conciencia del dolor y de la belleza. Trotta, Madrid, 2010. 251 páginas. Colección «Estructuras y Procesos», Serie «Filosofía». Comentario realizado por Tomeu Estelrich Barceló.

Simone Weil. La conciencia del dolor y de la belleza
es una compilación de artículos que buscan proporcionar, como indica su editora en el prólogo –Emilia Bea, profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad de Valencia, y una de las veteranas en el estudio de Simone Weil en España–, claves de lectura de la obra weiliana desde una pluralidad de enfoques y sensibilidades (p. 11). Tras este objetivo general se esconden, no obstante, tres grandes líneas de fondo que, directa o transversalmente, marcan el tono del libro y ordenan su pretendida pluralidad: (a) la vida de Simone Weil (la cual pretende ir más allá de la pura narración historiográfica para adentrarse en el análisis de aquellos rasgos vitales que permiten descubrir o, al menos, intuir en la personalidad de Simone Weil las razones de su «extraña relación con la realidad» (p. 152), su tendencia al intelectualismo y al idealismo, su mal llevado judaísmo y las raíces de su experiencia mística); (b) las implicaciones políticas de su filosofía (haciendo especial énfasis en su filosofía del derecho y del trabajo); y (c) el concepto de atención, el cual es analizado en función de sus dos ámbitos fundamentales de incidencia (y que proporcionan el subtítulo al libro): la atención al dolor del mundo (en el cual se analizan fundamentalmente los conceptos de desgracia –Malheur– y opresión) y la atención a la belleza del universo (donde se recalcan las bases metafísicas del pensamiento weiliano y el concepto de «descreación»).

Junto a la pluralidad de temáticas, es igualmente notable el número de autores que han participado en este volumen e incluso, más todavía, la diversidad de sus procedencias –España, Brasil, Francia e Italia–, bagajes formativos –teología, filosofía, derecho, crítica literaria y poesía–, tradiciones de pensamiento–religioso, a-metafísico, o indeterminado–, y estilos de narración. Así, por ejemplo, algunos artículos tienen un estilo marcadamente académico, y otros, acentuadamente personal; unos son deliciosamente extensos, y otros, sorprendentemente cortos; algunos centran su reflexión en las dudas que suscita la obra weiliana, y otros remarcan fundamentalmente sus certezas. Pero todos, a pesar de su disparidad de estilos, son interesantes por los interrogantes que plantean y por ese tono de «balance final» que suscitan –explicable, si se tiene en cuenta el carácter asistemático de la obra weiliana y el hecho de que fueron escritos durante el año en que se conmemoraba el centenario del nacimiento de la autora. 

Y es precisamente este doble aspecto del libro, es decir, el de poseer un carácter eminentemente crítico e inventarial, el que me parece más interesante y necesario, dadas las características de la autora y el momento en que vivimos. Simone Weil es una filósofa compleja y que continúa siendo considerada como «de segunda» en el ámbito de la filosofía (a pesar de que los estudios sobre ella han aumentado exponencialmente en los últimos años y de que la calidad de éstos, en general, es significativamente mejor). Por ello, iniciativas como la de este libro, en el que se tiende a valorar de forma crítica su pensamiento y en el que se realza lo específico que la filosofía weiliana aporta al diálogo con la modernidad (y que nadie más aporta), son tan valiosas y merecedoras de todo el apoyo. 

Además de los rasgos de criticidad y de balance que ofrece el libro, hay que añadir el valor agregado de la pluralidad de enfoques que el libro ha logrado congregar. Pluralidad, no obstante, que es lógica si se tiene en cuenta la variedad de temáticas, facetas, y escenarios con que fue concebida la filosofía weiliana, y que es deseable si se quiere seguir avanzando en la comprensión y alcance de una filosofía que, debido a la muerte prematura de la autora y a lo ambicioso de su proyecto, dejó muchos temas sin acabar y algunas incongruencias por aclarar. 

Por todo ello, y pese a las inevitables diferencias cualitativas que existen entre los artículos recopilados, creo que el libro de Emilia Bea constituye una excelente aportación al campo de la filosofía, y en concreto al de los estudios weilianos. Un libro que realza, critica y sugiere perspectivas novedosas sobre una autora a la que merece la pena seguir leyendo, por la radicalidad de su pensamiento y por la originalidad de sus propuestas. Un libro que propone un balance ponderado y razonado sobre la incidencia y el alcance de una filosofía que continúa siendo polémica y necesitada de análisis profundos. Y un libro del que, seguro, van a disfrutar tanto los estudiosos de la obra weiliana como aquellos lectores menos versados que buscan comprender a una autora y una filosofía eminentemente sugerentes, provocadoras y que continúan cautivando y atrayendo a todos aquellos que en algún momento de su vida han tenido la infinita suerte de toparse con ella.


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