miércoles, 30 de octubre de 2024

Grupo de Espiritualidad Ignaciana (ed.): Escritos esenciales de jesuitas del siglo XX. Por Eduard López Hortelano

Grupo de Espiritualidad Ignaciana (ed.): Escritos esenciales de jesuitas del siglo XX. Mensajero-Sal Terrae-UPCo., Bilbao-Santander-Madrid, 2023. 1.332 páginas. Comentario realizado por Eduard López Hortelano.

No faltarán lectores que entiendan este libro como una exagerada recopilación de textos sobre la Compañía de Jesús, la espiritualidad ignaciana y aspectos diversos de la existencia cristiana, que fueron tratados por jesuitas del siglo XX. Con esta breve reseña, quisiera salir del paso de esta opinión. Algunas observaciones explicarán por qué el Grupo de Espiritualidad Ignaciana lo ha editado y el trabajo meritorio y valioso que supone para la historiografía jesuítica. 

Gracias a esta obra podemos identificar con precisión la bibliografía del autor y lo escrito sobre él mediante el listado o el índice de palabras clave que, rigurosamente elaborado, facilitan el acceso a esta magna enciclopedia jesuítica. Se distinguen perfectamente, por una parte, los escritos que se refieren al Gobierno de la Compañía de Jesús (Superiores y Congregaciones Generales); y, por otra, la lógica de una herencia necesaria –como apunta la introducción–. Dicho legado está constituido por aquellos estudiosos que nos han precedido con sus diferentes aproximaciones a lo ignaciano desde la espiritualidad, la teología, la filosofía, el diálogo con otras culturas (inculturación) y aquellos testigos de la experiencia de Dios al modo ignaciano. 

Quien quisiere encontrar un depósito vivo y un sentido auténtico e histórico habría de buscarlos en dicha obra. Este contacto con el pensamiento jesuítico (el modo de proceder del Instituto) e ignaciano (carisma compartido por sacerdotes, consagrados y laicos en la misión de Cristo) explica el hecho de que, viendo en los Ejercicios un modo de vida y de comprensión de la fe cristiana, llame poderosamente la atención que los mismos Ejercicios no se reduzcan a un conjunto de “semanas” ni incluso a una serie de sentencias más o menos devotas. Encuentro aquí un punto de arranque y al alcance de todos: sea la preparación de un acto divulgativo, sea la elaboración de un trabajo académico, sea la propuesta de una acción ignaciana, se hace indispensable acudir a esta obra, antes de considerar otras fuentes o materiales pseudoignacianos. 

La solidez de estos variados escritos permite reconocer tanto bien recibido por el influjo alcanzado no solo a los jesuitas sino a otros muchos que, bajo su guía, han colaborado a la sanación de nuestro mundo mediante el conocimiento, “las letras y virtudes”. Por este motivo, este corpus jesuítico es una sabiduría práctica, una brújula para la acción y una doctrina para la vida espiritual de nuestros contemporáneos. 

Sin duda hay que felicitar a la inmensidad de colaboradores y a sus editores, que han contribuido a la construcción de esta memoria histórica jesuítica. Gracias a ella, los autores nos hablan de las cosas de Dios, que son las del mundo. El lector podrá conocer lo esencial de Janssens y de Arrupe; podrá buscar líneas maestras en Calveras, Ganss o Hugo Rahner, instruirse con el magisterio de Barry, Ravier, von Balthasar o Varillon, maravillarse por la literatura de Divarkar o de Rosny y aprender con testigos como Delp, Espinal o Mayer. En suma, una obra esencial, es decir, materia prima para nuestro siglo XXI con el fin de vivir y comprender mejor lo que Ignacio le dijo a Nadal tras su experiencia en Manresa: «He visto, sentido, comprendido todos los misterios de la fe cristiana» (FN II, 123). Ayer como hoy. 


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