Hernández Montes, Benigno: Recuerdos ignacianos. Memorias de Luis Gonçalves da Câmara. Versión y comentarios. Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander, 1992. 279 págs. Colección Manresa 7. Comentario realizado por Germán Arana.
El comúnmente llamado “Memorial” del P. Luis Gonçalves da Câmara es texto de no fácil intelección, no por la materialidad misma del anecdotario que contiene, sino por la dificultad de su valoración. Benigno Hernández dedica a esta valoración nueve sabrosas páginas de las 37 de su presentación de la obra, que traduce y comenta con minuciosidad y hasta con mimo.
Fruto de la curiosidad y de la observación del autor (Luis Gonçalves da Câmara) por un lado, y de su personal devoción a Ignacio de Loyola por otro, no es fácil distinguir lo que se debe al rigor de las primeras de lo que se debe a la sobreabundancia de la segunda. Tanto más cuanto que la anécdota se produce en un contexto muy conocido por el autor, pero sobriamente, a veces, aludido en su escrito y adornado de comentarios y glosas personales, realizadas, buena parte de ellas a distancia geográfica y temporal. Los hechos suceden en Roma en un espacio breve de tiempo y una buena parte de ellos son glosados, tiempo después, en Portugal.
Benigno Hernández analiza toda esta problemática en su cuidada presentación, a la vez que da noticia pormenorizada de las fuentes y de las peripecias del texto, que reproduce, traduce y comenta. Más de setecientas notas a pie de página verifican y explican las peculiaridades del escrito de Luis Gonçalves da Câmara, importante aportación, a pesar de todo, a la historiografía sobre San Ignacio.
Con ello se da a la presente edición del Memorial un claro carácter de alta divulgación crítica, con la que se pretende “satisfacer tanto a los que buscan un conocimiento relativamente técnico del Memorial, como a los que ponen su punto de gravedad en la lectura” (35).
Pensando en ésta última, además de la fijación del texto básico y su ilustración en Notas, Benigno Hernández ha abordado la traducción de las glosas en portugués al castellano, intentando una aproximación idiomática a la parte anecdótica básica, que Luis Gonçalves redactó en castellano y, valiéndose del sistema de doble columna, ofrece una re-traducción del castellano de Luis al castellano actual, cuidando una cierta unificación de estilo para todo el conjunto. Procedimiento éste último discutible, pero legítimo y que da a la obra una importante novedad práctica, que facilitará a muchos lectores un acceso cómodo al texto.
El Memorial no es un retrato de Ignacio, sino una colección de bocetos sobre detalles parciales, de muy diverso valor, realizados, desde fuera, por un observador no desapasionado. Tiene razón Benigno Hernández cuando lo describe como “un inmenso arsenal de informaciones del más variado interés, cuyo lazo de unión no es otro que el afán acumulativo del memorialista”(13). Por ello “ha de leerse, —continúa—, con espíritu crítico” y su información, fiable fundamentalmente, aunque desigual de valor, "ha de ser completada con las otras fuentes existentes sobre la vida del santo”(26). A pesar de las acertadas interpretaciones del traductor y comentador, sobre el silencio en que la Compañía misma retuvo el Memorial durante siglos (págs. 28 y ss.), quedan preguntas en el aire sin respuesta plenamente satisfactoria por el momento. Sin duda la imagen resultante de Ignacio no responde a la mitización que de ella había venido haciendo la Compañía, en consonancia con el estilo habitual de presentación de las grandes figuras de la Iglesia en aquellos tiempos y en los inmediatamente siguientes. Ciertamente la imagen de Ignacio rebosante de este anecdotario puede resultar desconcertante para quien se ha formado de él una cierta imagen-tipo, secularmente consolidada, pero gana en humanidad y cercanía y en riqueza de reflejos, que en un hombre como Ignacio, habituado a “buscar y hallar la voluntad divina” no han de entenderse como impulsos apasionados, sino producto de una secreta pedagogía interior derivada de la que el Espíritu del Señor había tenido, y seguía teniendo, con él mismo.
La presente obra resulta particularmente enriquecida por tres minuciosos índices, de personas, de lugares y de materias, que hacen fácil y agradable su utilización. Felicitamos al P. Benigno Hernández por este excelente trabajo, con el que nos acerca a Ignacio de Loyola. La Colección Manresa suma méritos, con este volumen 7°, para justificar su reciente venida al mundo.
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