González-Carvajal, Luis: La fuerza del amor inteligente. Un comentario a la encíclica «Caritas in veritate», de Benedicto XVI. Sal Terrae, Santander, 2009. 118 páginas. Comentario realizado por Mª Ángeles Gómez-Limón.
La publicación de una encíclica suele ser un acontecimiento en cadena. Y lo es casi con independencia del número de personas que la lean directamente. Además de las consecuencias inherentes a un pronunciamiento del magisterio, su publicación trae consigo otras derivaciones. Entre ellas, y valioso nos parece, el florecimiento de propuestas de reflexión al respecto, comentarios, cursos, conferencias y demás. El magisterio, así, «enseña» de diversos modos: definiendo caminos para la reflexión, estableciendo doctrina e, indirectamente, provocando reacciones contrapuestas, suscitando diálogo, obligando en cierto modo a ahondar, discernir, matizar, distinguir, etc. Sensus fidei, Sensus fidelium, decimos: el Espíritu Santo verdaderamente reposa y habla en la comunidad eclesial y se va abriendo paso en la vida cristiana de los fieles que buscan comprender.
En este contexto situamos la obra que comentamos y cuya lectura aconsejamos. Luis González-Carvajal es maestro probado en estos desafíos de alto nivel: hacer accesible lo que, de por sí, parece reservado a una élite de iniciados en el lenguaje pontificio, con frecuencia inaccesible. Hacen falta personas como él, teólogos y evangelizadores arriesgados que, a la vez que hacen avanzar la reflexión –su curriculum lo demuestra exhaustivamente–, se sienten inquietos por promover la mejor recepción de la sabiduría de la fe. El mismo autor confiesa: «comprendí que mi particular vocación intelectual en la Iglesia es divulgar de manera sencilla las riquezas de la fe cristiana (...). Según parece, tengo capacidad para poner en calderilla lo que otros han creado» (p. 10). Este don no es nada común, como se sabe.
La obra que así se entrega al público se organiza de acuerdo con los criterios de fondo con que se busca desentrañar el mensaje de la encíclica, eligiendo claves que clarifican el discurso de Benedicto XVI. Desde este planteamiento se titula la obra y la distribución de los capítulos. El autor propone esta lectura a partir de una presentación general (La encíclica «Caritas in veritate»), para continuar con epígrafes como: Elogio del amor inteligente; El desarrollo integral como tema central; Transformar el capitalismo desde dentro, otra globalización es posible; La crisis económica; La salvaguarda de la creación. Se cierra con un epílogo: Un magisterio moral atrayente. Tal definición de los núcleos de Caritas in veritate la hace ciertamente sugerente, con lo que se suscita la atracción por la lectura, tanto de la pequeña obra que en este caso presentamos como, más todavía, de la misma encíclica. Indicamos a continuación algunas notas significativas de la reflexión sugerida por el autor.
Las precisiones de González-Carvajal, experto en la materia donde los haya, señalan con claridad meridiana diversos acentos desde los cuales aproximarse a la encíclica. Entre ellos, en primer lugar, nota cómo se presenta un concepto amplio de desarrollo, avisa del riesgo de dar por «natural» al sistema capitalista (pues –al no nombrarlo– parece dar por supuesto que es el único modelo), reconoce el estímulo que CV promueve de generar alternativas desde dentro mismo del sistema: fondos éticos, microcréditos, cooperativas de consumo, la llamada «economía civil y de comunión»... (cf. pp. 56ss), que actuarían como fermento para avanzar en la humanización de toda la actividad económica, actualmente movida por una dinámica renovadamente «salvaje». Destaca la invitación a reorientar la globalización en términos más humanizadores (CV 42). Se constata un enfoque sugerente ante la cooperación internacional que exige una actitud más respetuosa con respecto al necesario protagonismo de los países destinatarios. Asimismo, nuestro autor realiza un análisis, conciso a la vez que extraordinariamente lúcido, del iceberg que llamamos «crisis económica» y las exigencias éticas que implica. González-Carvajal finaliza su panorámica haciendo hincapié en la trascendencia de que un documento de estas características denuncie la violencia que está sufriendo el medio ambiente (cf. p. 109), haciendo notar que «el modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa» (CV 51, cf. p. 111).
Solo un maestro como González-Carvajal sabe mirar de esta manera y hacer sencillo lo abstruso. Solo un experto, alguien que ama inteligentemente, e inteligente y fielmente crea conciencia de fe y justicia, es capaz de sintetizar en unos pocos párrafos desarrollos tan complejos. Sólo un sabio humilde hace de la erudición un servicio a la sencillez y a la claridad que no se enreda en sutilezas, despierta y abre caminos. Véase, por ejemplo, la descripción del proceso que conduce a la globalización y su valoración ética (cf. pp. 67ss). Muchos son los logros del autor; dejamos al lector que los descubra y disfrute.
No podemos evitar concluir el presente comentario tal y como el autor cierra su pequeña gran obra: «El Papa expone con claridad los grandes principios, hace juicios serenos sobre lo que estamos viviendo y deberíamos vivir, pero deja a la conciencia personal discernir con amor inteligente las formas concretas de actuar en cada situación, sabiendo, como decíamos, que no todo es posible a la vez [...]. No nos quita libertad en absoluto; al contrario, nos hace más libres, porque nos libra de la tiranía inconsciente del así son las cosas» (p. 118).
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