viernes, 30 de mayo de 2025

Timothy Radcliffe: Ser cristianos en el siglo XXI. Por Ignacio González Sexma

Radcliffe, Timothy: Ser cristianos en el siglo XXI. Una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae, Santander, 2011. 296 páginas. Comentario realizado por Ignacio González Sexma.

Timothy Radcliffe, general de los dominicos en la década de los 90, es uno de los autores cristianos más influyentes en la actualidad. Tras acabar su misión al frente de la Orden de Predicadores, Radcliffe ha viajado por todo el mundo impartiendo conferencias y retiros. Este libro recoge intervenciones del autor en los últimos años en foros muy diversos: retiros a comunidades parroquiales, conferencias en foros dedicados de manera específica a la evangelización, homilías, intervenciones en capítulos y congresos de otras órdenes religiosas, retiros a sacerdotes y varias intervenciones más formales, como el discurso en su investidura como Doctor Honoris Causa en el Angelicum de Roma o algunas colaboraciones escritas en diversos periódicos y revistas católicos. 

Aunque los capítulos de que consta este libro son muy diferentes entre sí, tanto por su origen como por sus destinatarios, una preocupación central recoge sus casi 300 páginas: cómo llevar el Evangelio a los hombres y mujeres de nuestro mundo occidental y postmoderno. De manera brillante, clara y amena, Radcliffe nos muestra las múltiples posibilidades que la cultura contemporánea ofrece para la evangelización. 

Esta visión esperanzada se apoya en varias convicciones que se repiten a lo largo de todo el libro: toda evangelización debe partir de un diálogo con el mundo contemporáneo. Un diálogo realista, que no ignore las dificultades y ambigüedades de nuestra sociedad, pero que reconozca también algunos de sus valores más apreciados, como la libertad, la sinceridad o la fidelidad. Aquel que quiera llevar el Evangelio tiene que ponerse en la piel de sus destinatarios, aun cuando estos en su vida privada estén muy lejos de la moral oficial de la Iglesia. La crítica fundada a la Ilustración como la causante de la cultura del control que vivimos en la actualidad y el origen del cientifismo de nuestra época, es otra de las ideas que se repiten en varias ocasiones. La concepción de la moral cristiana como camino que nos debe llevar a la amistad con Dios, y no tanto como cumplimiento o incumplimiento de una serie de normas, es otra de las claves en las que Radcliffe apoya su reflexión. 

El libro está estructurado en tres partes. La primera, «La palabra de Dios en un mundo globalizado», ocupa casi dos tercios del total de la obra e incluye seis conferencias y tres artículos. La simple lectura de los títulos de algunas de estas intervenciones nos muestra claramente hacia dónde se encamina el autor: «Ser cristianos en el siglo XXI», «La aportación del cristianismo al futuro de Europa» o «¿Cómo será la Iglesia del futuro» son títulos que resumen con precisión el objetivo último del libro: ayudar a una reflexión profunda, realista y esperanzada sobre los retos y posibilidades que nuestra sociedad ofrece al Evangelio. Si bien todos los capítulos son de gran calidad, merece destacarse el capítulo seis: «La aportación del cristianismo al futuro de Europa». Partiendo de los personajes que aparecen en dos best-sellers de Eric Emmanuel Schmitt, Radcliffe hace un análisis tremendamente lúcido, y a la vez ingenioso, de las características del hombre religioso de nuestra época. 

Esta primera parte se cierra con dos reflexiones valientes y realistas sobre los escándalos que ha sufrido la Iglesia en los últimos tiempos. La sinceridad, pero también la misericordia, con que aborda el tema de los abusos sexuales merecen ser destacadas. 

La segunda y la tercera parte del libro son mucho más breves. La segunda parte contiene tres reflexiones sobre la vida religiosa y el sacerdocio. Sin negar la crisis actual que asola a la vida religiosa y al sacerdocio, Radcliffe le quita dramatismo, ya que la historia nos dice que ha habido crisis mucho peores; y, sobre todo, introduce una mirada esperanzada sobre esta crisis, al decirnos que algo nuevo y grande está germinando en su interior. 

La última parte contiene nueve homilías que pueden ayudar a la oración personal y una intervención en un congreso jesuita de liturgia sobre la sacramentalidad de la palabra de Dios. 

Es difícil encontrar algún aspecto negativo en este libro. El único pero que se le podría poner es la repetición de las mismas anécdotas en capítulos diferentes. Esta repetición se debe a que Radcliffe pronunció esa anécdota ante foros diversos, en conferencias distintas, pero el lector del libro, cuando llega por segunda o tercera vez a la misma anécdota, ya se la sabe. 

El tono positivo y esperanzado, a la vez que realista, que tiñe todas las páginas del libro, es un soplo de aire fresco en medio, muchas veces, de discursos eclesiales negativos y pesimistas sobre nuestra sociedad. 

La necesidad de ponernos en la piel del otro como punto de partida para poder dialogar es otra nota positiva en un momento de la historia en que los dogmatismos y las descalificaciones del que no piensa como uno mismo son, por desgracia, excesivamente comunes. 

La profundidad de las reflexiones de Radcliffe, apoyadas en una larga vida de estudio de la Teología, la Filosofía y la Palabra de Dios, nos dicen que nos encontramos ante un libro serio, riguroso y, a la vez, ameno y accesible para todo el público. El diálogo que Radcliffe establece con nuestra cultura, citando continuamente películas y libros de gran éxito, ayuda al fin último del libro: ser instrumento facilitador de la evangelización. Se agradece, por último, el humor inglés, sutil, fino, con que Radcliffe adereza muchas de sus intervenciones. 

En definitiva, Ser cristianos en el siglo XXI es un gran libro, de muy fácil lectura, agudo, profundo y lúcido. Uno de esos libros a los que podemos acudir una y otra vez cuando nos enfrentamos a los desafíos para la evangelización que presenta nuestra cultura postmoderna.



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