viernes, 15 de octubre de 2021

Javier Sebastián: El escapista. Por Luis Ignacio Martín Montón

Sebastián, Javier: El escapista. Alianza, Madrid, 2020. 216 páginas. Comentario realizado por Luis Ignacio Martín Montón.

Los hermanos gemelos siempre han suscitado cierta intriga en el imaginario popular: ¿cómo se siente alguien al criarse y tener a su lado a una persona prácticamente idéntica a uno mismo? ¿A qué gemelo no le han preguntado si se ha hecho pasar por su hermano en alguna situación? Estas cuestiones, en principio, no son más que un divertimento, una curiosidad inocente en la vida real. La literatura, el cine o cualquier otro modo de inventar o contar historias, en ocasiones han recogido todo esto dándole alguna vuelta de tuerca: el juego del doble como suplantación, a veces mutua.

En su última novela, El escapista, el escritor zaragozano Javier Sebastián decide ir mucho más allá. Basándose como inicio de su planteamiento en un suceso real (un preso activista y revolucionario consiguió escaparse de la cárcel de Carabanchel en 1983 haciéndose pasar por su hermano gemelo en una de las visitas de este) comienza a desarrollar una trama —que en realidad son dos— en la que los personajes principales, dos hermanos gemelos que miden más de 2,30 m. de altura, se encuentran con las mismas sorpresas que el propio lector al ir conociendo la vida del otro gemelo y las consecuencias del pacto acordado, como si de las piezas de un puzzle se tratara, que con mucho tiento habrán de ir colocando para conocer la imagen resultante. Para ello, por muy paradójico que parezca, tanto la prudencia como el atrevimiento juegan un papel fundamental.

La presencia de elementos insólitos (gemelos gigantes, un barco de presidiarios, un plan de fuga ciertamente rocambolesco, tráfico de órganos, una organización terrorista,…) extrañamente no le resta verosimilitud ni tampoco descentra de sus temas principales: cómo vivir la vida de otro, que podría haber sido la propia, tal vez sin vuelta atrás, y las razones para hacerlo, así como descubrirse a sí mismo siendo otro y descubrir a ese otro tan cercano —como un hermano gemelo— pero, al mismo tiempo, tan distinto. El amor, la envidia o meramente el deseo de poseer lo ajeno (“Lo digo porque creo que lo que le es dado a un hermano le tendría que ser dado también al otro.” p. 154), el despertar de rincones de uno mismo que creía dormidos o simplemente inexistentes y el instinto de supervivencia a costa de lo que sea, son factores que marcan el proceder de los protagonistas, personajes plenamente convencidos de que solo se consigue el éxito a través del engaño.

Una novela, por tanto, con intriga en su argumento, en el devenir de la acción, pero más aún en las preguntas que plantea: si nuestra vida fuera otra ¿seguiríamos siendo los mismos?, ¿nos conocemos realmente a nosotros mismos o tenemos dentro de nosotros un otro al que las circunstancias no le han motivado a salir a la luz?


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