Mercedes Nasarre: Diario de Emilia. Por Javier Sánchez Villegas

Nasarre, Mercedes: Diario de Emilia. Monte Carmelo, Burgos, 2021. 156 páginas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Acaba de salir. Mercedes me manda un ejemplar. Me pongo a leerlo inmediatamente. Pero no quiero digerirlo como literatura basura, sino degustarlo como un verdadero manjar, despacio, lentamente. Cada palabra, frase... es una invitación a la reflexión, a mirar a tu interior, a percibir las ondas que producen en tu corazón cuando este las acoge. Algo dentro vibra, entra en resonancia con el texto, con Emilia (la protagonista) y con la autora, con el resto de la humanidad y con Dios. Algo está pasando...

Los veteranos de este blog ya conocen a Mercedes Nasarre Ramón, la autora de esta pequeña maravilla de libro. Pequeña, exclusivamente por el número de páginas que tiene: 156. Por lo demás, inmensa. Y saben que es médico psiquiatra, psicoanalista y terapeuta Gestalt. Preside un centro de psicoterapia y psiquiatría desde hace muchos años, donde ejerce su trabajo. Desde hace más de quince años se dedica a la investigación de la dimensión espiritual. Dirige una escuela de espiritualidad en Huesca, su ciudad natal, con la idea de trabajar la interioridad y de unir lo psicológico y lo espiritual (podéis pinchar aquí para acceder a los vídeos que están colgados en Youtube). Ha escrito una trilogía: Un psiquiatra se pone a rezar, Yo también estaré contigo cuando llores y Un monje se confiesa. Es coautora también del libro Mindfulness y cristianismo. 

¿Quién es Emilia, la protagonista de la novela? ¿Simplemente una extranjera que cuida enfermos? ¿Una profesora de filosofía fracasada? ¿Una mística sin más?

El libro arranca con una introducción, en la que la autora nos aclara desde el principio que Emilia es una mujer que existe en la realidad y que no está desequilibrada (su mundo interior no está deteriorado). Esto nos pone en alerta frente a todo lo que pueda venir. Aunque Mercedes Nasarre ya nos avisa. Más adelante incidiré sobre este punto.

La primera parte de la obra es un diario. Comienza un 19 de marzo de 2020 (justo al poco de confinarnos con motivo de la pandemia del Coronavirus) y termina el 18 de octubre de 2020. Se divide en seis partes:

- La catástrofe. Emilia, uruguaya afincada en España, cuida de una señora mayor.

· Aquí, en Europa, se les olvida que nos tenemos que morir.

· La paz... consiste en tener centro. Dentro. Y en compartir.

· El lenguaje de Dios es muy sutil pero hay muchas señales.

· Bajar al sitio íntimo donde contemplo las cosas de otra forma, donde no estoy deshabitada. Con misericordia.

· Necesariamente estamos conectados a la coyuntura que vivimos.

· Lo que importa es conocer el misterio que somos, indagar hasta el final.

· Creo que el Amor es más fuerte que la muerte. Creo en el cosmos infinito. Creo en el Espíritu que todo lo penetra, y todo lo transforma. Creo en la Resurrección. Creo en el Fondo del Ser. Creo que Dios no existe a la manera de alguien que necesita tiempo y espacio. Creo que no es Él el que precisa templos o liturgias. Creo que está en todas partes y en ninguna en particular. Creo que no es visible y la señora sí. Hacer la voluntad de Dios no es inclinarse ante una voluntad oscura, es hacer lo que yo elijo porque Dios es más que yo misma.

· Hacer oración es perforar la oscuridad. Hasta el final. Porque al final se rasga el velo. Y Él se hace real.

· No somos cosas, somos un acontecimiento. Somos criaturas que amamos. El mundo está enfermo, pero Dios es amor. Esa es su consistencia. Y nosotros somos sus hechuras. Pero no lo sabemos. No lo sabemos. Despierten. No hay nada de extraño.

· La salvación nos llega desde lo más pequeño y vulnerable. Y en eso tan tierno y silencioso es donde está Dios. La negación de la vida, eso es el mal. La negación del Amor. Todos somos responsables del mal.

- El balneario. Emilia se va con la familia a un balneario durante ocho días en verano.

· Al final las cosas vividas desaparecen y solo queda la vida.

· Una vida plena es una vida con renuncias.

· Experimentamos la finitud, pero en esa misma experiencia percibimos la apertura de un más allá. Nos constituye.

· No es la vida mundana. No es la pasión humana. No es el tener bienes. Es el más allá de uno mismo. Es el valor de la vida. Es la verdad, la valentía y la belleza de las cosas. Es el amor verdadero. Eso es lo que me ha vuelto libre de cara al mundo. Mi tesoro.

· Sin alguien a quien amar no es posible encontrar lo que somos.

· Se trata de dejar entrar, de percibir. 

· Creo que debajo de los azares entrecruzados estás Tú, allí donde se teje la trama del universo y de la vida. Creo que eres Tú quien vivifica, quien me afianza en esta fe. En esta espera. Francamente no puedo descifrar cómo lo haces. Siempre un deseo, una nostalgia. Cerca, pero ya no estás. Respondiendo al deseo de no sé de qué forma. Ahondando. Creciendo.

· Al amor se entra por lo más pequeño, lo más débil, lo más íntimo,

· Todos somos trocitos de Dios le dije, nosotros también.

· Amar es comprender. Tener paciencia, estar donde no quiero estar. Introducirme en el sufrimiento de la vida. No siento miedos ni dudas. Es dolor.

· Las cosas interiores son tan ciertas, si no más, que cualquier hecho externo.

- El agobio. Emilia se ve acosada por el señor de la casa.

· Sartre estaba equivocado. El infierno no son los otros. Es otra cosa. Es no tener centro. Ese centro silencioso. O no encontrarlo. Todos los tesoros del mundo están en ese lugar.

· El aspecto personal de Dios no significa personalidad. Significa que el único lugar en el que se puede buscar es dentro de uno.

- Los hijos. Los hijos de la señora vuelven a casa.

- La familia. Emilia tiene miedo de la reacción del señor de la casa. Falsa acusación.

· Se acabó la imagen de un Dios construida desde el miedo. O desde el deseo.

- La mudanza. Emilia vuelve al barrio y se encuentra con Ángela en una iglesia.

· Doy gracias ahora porque mi cuerpo está sano. Por mi cuerpo existo, pienso, amo, conozco a Dios... En el cuerpo está el poder espiritual, ese es el misterio. · El cuerpo y el Espíritu llegarán a ser uno, sin ningún desgarro.

· Estamos en evolución, hacia la unidad total en el Espíritu.

La segunda parte del libro es el diálogo que tiene Ángela con la autora en julio de 2021. Ángela le narra a Mercedes Nasarre lo ocurrido.

· Todo empezó cuando le perdí el miedo a mi propio vacío.

· Si dejamos que viva en nosotros lo más auténtico, lo más dulce, lo más pequeño, nuestra vida llegará a la realización plena.

· El amor siempre es una alteridad. Siempre hay otro. Ella dice: Dios es el Gran Otro.

· El silencio devuelve a cada uno lo suyo.

· Eso es la amistad, ver lo que mueve o lo que oprime al otro, interiorizar la melodía de su corazón. Un amigo es un hogar.

· En el anhelo de amor late siempre la pista de un amor infinito.

Te prometo que me he dejado muchas frases subrayadas sin poner. ¿Entiendes ahora por qué decía al comienzo que este libro es para leerlo despacio?

Para terminar esta presentación, me gustaría resaltar los puntos neurálgicos de la novela, los aspectos más relevantes de ella. Mercedes Nasarre los menciona en la introducción.

- Todos necesitamos un vínculo a través del cual se unifique nuestro mundo interior. En este sentido, la experiencia de fe es sanadora.

- Somos necesitados y necesitamos amar. De hecho, todo lo que hacemos va en la dirección del amar o del ser amado.

- No hay experiencia de fe sin experiencia de fragilidad.

- En última instancia, en toda relación, se termina accediendo a la soledad más absoluta. El otro nunca es el objeto de nuestro deseo. Ahí se da el paso definitivo de la fe, un sí a lo incomprensible desde la libertad. Y, paradójicamente, como todo lo espiritual, un sí que da la libertad.

En fin, novela más que recomendable para todo el mundo. Profunda, seria, de principio a fin. Te da qué pensar. En los tiempos que corren, casi se convierte en una necesidad. Que se lo pregunten a la autora, que es psiquiatra.

Una última recomendación: leer este libro con un lápiz en la mano para subrayar y hacer anotaciones. Que lo disfrutes. Hasta la próxima.