lunes, 4 de abril de 2022

Sandro Veronesi: El colibrí. Por Carlos Maza Serneguet

Veronesi, Sandro: El colibrí. Anagrama, Barcelona, 2020. 320 páginas. Traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona. Comentario realizado por Carlos Maza Serneguet.

¿Cómo afrontar los reveses de una vida? ¿Cómo dar o encontrar sentido al sufrimiento? Marco Carrera es el Colibrí, porque según Luisa —amor llamado a ser siempre platónico— pone toda su fuerza en permanecer en el mismo sitio. Esto mismo es lo que nos hace no apasionarnos demasiado con Marco y, a la vez, acaba concediendo cierto embrujo al personaje. Contemplamos cómo se desarrolla su historia, a través de continuos saltos temporales, pasando de la carta a la narración, o de la narración al chat. Un puzzle en el que se acaba desvelando el drama de desgracias familiares y amores truncados, en el fondo imposibles. Una vida atravesada por la muerte y la enfermedad, en la que parece que la única posibilidad de encontrar sentido es resistir, permanecer en el sitio, no moverse, como el colibrí. 

Finalmente, el sentido vendrá de la mano —la nueva generación, cómo no— de una niña, la nieta, llamada a ser inicio de una nueva humanidad, aunque sea como conservación de lo mejor de la antigua, resistencia frente a un mundo que se deshumaniza. Solo la mirada de Miraijin librará a Marco de lanzarse en brazos de la muerte, cuando ni siquiera estar quieto ayude a seguir viviendo. Con ella como sostén y como centro, vivirá de nuevo volviendo a las cosas de siempre, aleteando en el sitio para cuidarla y ofrecerla al mundo. 

Sandro Veronesi ganó el prestigioso premio Strega italiano en el año 2020 con este libro, cuyo mayor mérito es ir dibujando una personalidad que intriga y hasta atrae por su resistencia a la adversidad, aunque a veces nos parezca que ya habíamos leído algunas de sus páginas antes.


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