Torralba, Francesc: Pasión por educar. Khaf, Madrid, 2015. 120 páginas. Comentario realizado por José Fernando Juan Santos.
Mucha de la literatura pedagógica actual deja sin tocar, o los cita de pasada casi como pretexto, temas nucleares que corresponden a una reflexión más pausada y profunda. Si bien se escribe mucho sobre metodología y formas de hacer, pocas publicaciones se dirigen directamente al educador como persona involucrada en todo este asunto, necesitado también de la famosa motivación en sus desencantos y de renovar una y otra vez su compromiso y pasión primeras.
En esta línea escribe Francesc Torralba este pequeño libro, enlazándolo además con experiencias personales de su labor docente, sin quedarse evidentemente en ellas. Lo que comparte desde su cátedra en la Universidad se recibe en perfecta sintonía con lo que sucede en colegios e institutos. Los retos del maestro y profesor comparten un núcleo común que le afecta como persona, que le involucra como sujeto que piensa y siente. Muchas de las reflexiones que se hace el mismo Torralba se pueden escuchar en reuniones y claustros, en cuanto el maestro deja salir lo que lleva dentro. No en vano, dada la coyuntura actual, este profesor universitario parte del desencanto, que difícilmente se reconoce pero está presente, que cuesta nombrar aunque desgasta. Sin quedarse en él, la lectura de esta obra tiene algo de terapéutico, ayuda a resituarse en la realidad y el mundo, a nombrar muchas vivencias cotidianas en el aula y el centro, en las relaciones que creamos y de las que somos parte constitutiva e insustituible.
A lo largo de sus catorce breves capítulos, que se recomiendo leer en orden aunque sean independientes temáticamente, hace una verdadera defensa del educador y revaloriza, no sin antes problematizar y resaltar las complejidades de la tarea, su vocación al servicio del presente y del futuro de la persona y la sociedad. Además, revela cómo los educadores estamos en juego, sin que quede situarse al margen. Muy interesante y recomendable para aquellos que empiezan, si bien no comprenderán mucho de lo que se dice, y tanto más para quienes llevan tiempo apasionados. Sin lugar a dudas, un libro que renueva el entusiasmo, sienta bases hondas y personales, recupera la maestría del auténtico pedagogo.
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