sábado, 23 de junio de 2018

Fernando Rivas Rebaque: Cuando el cristianismo era joven. Por Javier Sánchez Villegas

Rivas Rebaque, Fernando: Cuando el cristianismo era joven. Vivir, pensar y actuar desde los orígenes de la experiencia creyente. HOAC, Madrid, 2017. 215 páginas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

El pasado 25 de abril, miércoles, se presentaba en los salones de la HOAC, en Madrid, la última obra de Fernando Rivas Rebaque: Cuando el cristianismo era joven. La presentación fue a cargo de Rafael Díaz-Salazar, sociólogo y profesor en la Universidad Complutense de Madrid (al que muchos de vosotros conocéis de sobra). El diálogo que se estableció entre ellos fue delicioso. Se formularon algunas preguntas inevitables: ¿qué es la patrología?; ¿qué nos pueden aportar a los cristianos de hoy estos personajes que vivieron no se sabe cuándo, pero sin duda hace mucho, y que solo con nombrarlos suenan a rancio?; ¿es relevante conocer a estos personajes tan antiguos, que vivieron circunstancias distintas a las nuestras, y que escribieron en lenguas que hoy ya no se hablan? Por otra parte, si son tan importantes, ¿por qué existe tal grado de desconocimiento de esta etapa de la Iglesia por parte de sacerdotes, religiosos y laicos?

Fernando Rivas, en la introducción, responde a esto de una manera clara y precisa. "Los Padres y Madres de la Iglesia (PMI) fueron las personas más cercanas cronológicamente a la vida de Jesús y al nacimiento de la Iglesia. Son, por tanto, los testigos más autorizados para hablar de la experiencia cristiana en sus orígenes. Así pues, pudiendo acudir al manantial o arroyo de montaña, sin contaminación, ¿tiene mucho sentido obcecarnos en beber solo agua del grifo?

Asimismo, la Iglesia ha considerado útil hacer una selección de aquellos autores que ve como especialmente valiosos por sus contenidos, su estilo de vida coherente y el gran reconocimiento a su obra. Con vidas tan ocupadas como las nuestras, ¿no se agradece tener a mano una auténtica biblioteca de los mejores autores cristianos y no perdernos en el bosque inmenso de libros existentes?

Otro motivo para leer los PMI es la propia calidad de lo que ofrecen. Aunque el paso del tiempo no ha sido en vano, la mayor parte de sus textos son de una gran belleza, y con un contenido muy útil, provechoso y atrayente. Es lo que tienen los clásicos, que siempre que los leemos conectan con lo mejor que anida en nuestro interior y nos ayudan a plantear preguntas y respuestas nuevas.

A ello hay que añadir la propia pluralidad de estos escritos: proceden de diferentes naciones, tienen diferentes lenguas, utilizan diferentes géneros literarios y con diferentes maneras de pensar. Una riqueza que permite acercarnos a ellos según nuestras necesidades: que queremos espiritualidad, tienen tratados de espiritualidad inigualables; que queremos Biblia, tienen comentarios escriturísticos insuperables; que queremos escritos sobre la familia, el uso de los bienes materiales o las relaciones sociales, pues lo tienen todo; y en las más diversas formas: cartas, tratados, discursos, poesía... Un bello ejemplo de polifonía y catolicidad".

No obstante, continúa el autor, este libro no pretende ser un estudio académico sobre esta época y estos autores. Pretende "simplemente" poner en contacto al lector con la vida, la obra y el pensamiento de los PMI, de manera que puedan iluminar nuestro presente desde la luz de la Iglesia y de la época que les tocó vivir.

Por este motivo, el libro se divide en dos partes. En la primera ("El cristianismo que los Padres y Madres de la Iglesia nos dejaron"), se muestra lo que los PMI pensaron sobre el recorrido común de todo creyente, desde lo más básico a lo más complejo. Se compone de cinco capítulos, que siguen el mismo esquema:
- Breve contexto explicativo de corte general.
- Contenido relacionado con la materia en cuestión.
- Una serie de preguntas que pueden servir como guía de lectura.
- Una breve bibliografía para seguir profundizando.

La segunda parte del libro ("Perfiles patrísticos") tiene como objetivo concretar las cuestiones generales que se plantean en la primera parte a través del estudio de cinco perfiles o modelos: mártires, intelectuales, obispos, monjes y monjas, y místicos. Y al igual que hizo en la primera parte, Fernando Rivas concluye cada capítulo con una serie de aprendizajes vitales que permita acercar a estos personajes a nuestra realidad actual.

En fin, libro más que recomendable para todo el mundo. Es sencillo y ameno. Es práctico también para un grupo que quiera formarse. Por otra parte, encierra un enorme tesoro de sabiduría y de inteligencia espiritual que nos viene muy bien para los tiempos que corren.

Yo, por mi parte, confieso que no soy imparcial a la hora de valorar a Fernando Rivas. Gracias a él, y a Santiago Guijarro (del que hablaré en otro momento), estoy redescubriendo a los PMI, que me quedaron muy lejos cuando estudié teología.

Y tú, ¿te atreves a dejarte iluminar por los PMI? Merece la pena. Que lo disfrutes. Hasta la próxima.

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