miércoles, 30 de septiembre de 2020

Joan Subirats: El poder de lo próximo. Por Fernando Vidal

Subirats, Joan: El poder de lo próximo. Las virtudes del municipalismo. Los Libros de la Catarata, Madrid, 2016. 124 páginas. Comentario realizado por Fernando Vidal (Universidad Pontificia Comillas, Madrid).

Siempre es interesante leer a Subirats, uno de los más inteligentes analistas de las políticas sociales. En este libro comenta algunos aspectos significativos del nuevo municipalismo. Se ha sufrido un periodo de municipalismo especulativo y neoliberal, burocratizado y partitocrático. Para Subirats, el poder local de los partidos indignados del 15-M ha abierto una nueva fase que actualiza la agenda urbana española. Los municipios son un escenario más favorable a la innovación, cada ciudad es un “laboratorio para crear alternativas”.

El poder de lo próximo trata sobre “la revolución metropolitana” (p. 10) que vive el planeta. Ese cambio es consecuencia de las transformaciones que vive nuestro mundo. La globalización produce distanciamiento y abstracción política. Además, su homogeneización cultural hace perder capacidad de relato y sentido. Por eso la democratización del mundialismo necesita bajar la política a la escala local. El gobierno de la complejidad es local, donde se dan “debates concretos sobre problemas reales” (p. 11) y se generan “soberanías de proximidad” (p. 12). Los “problemas en mayúsculas exigen gobierno en minúscula” (p. 57).

Por eso, “estamos asistiendo a la emergencia de una nueva agenda urbana más extensiva, más transversal… alterando los tradicionales parámetros institucionales, tecnocráticos y jerárquicos” (p. 19). El autor expone algunos de los ejes principales de dicha expansión política del municipalismo: modelo productivo, participación política, sostenibilidad, demografía, Internet… Critica que el neoliberalismo ha mercantilizado las ciudades y que el socialismo las ha burocratizado. “Las posiciones más tradicionales de izquierda acostumbran a estar muy apegadas a ver en las instituciones estatales la única palanca de transformación real” (p. 110). Está convencido de que “tras la burbuja inmobiliaria y su posterior crisis, la situación de los gobiernos locales y de los municipios requiere un nuevo impulso transformador” (p. 12).

En el centro de su propuesta están la comunidad y la identidad inclusiva. Para él, “la comunidad local debería ser el concepto clave… de los municipios” (p. 112). “Puede parecer que en un mundo más interconectado… mundializado… con fuertes tendencias a la homogeneización cultural, queda cada vez menos espacio para hablar de diferenciación, de comunidad y de identidad local” (p. 112). Pero “el futuro exige reforzar vínculos identitarios entendidos como activo social y no como pasivo en un mundo global” (p. 113). “No hay futuro para comunidades locales aisladas y solo centradas en sus peculiaridades, pero probablemente tampoco lo hay para conglomerados locales artificialmente creados, sin sentido de pertenencia” (p. 113). Esa relación entre identidades y actores no se piensa desde la pluralidad sino desde el codesarrollo: “No es solo un problema de pluralismo, de más actores; se trata sobre todo de dependencias mutuas” (p. 104).

Al respecto, Subirats hace un muy cuestionable uso de la categoría “ecclesia” sostenido en una idea de Baumann, muy alejado del significado histórico y la experiencia de las comunidades cristianas. Para el autor, la idea de ecclesia parece significar exclusividad y exclusión. En realidad, “ecclesia” supera la idea de “pueblo”.

La nueva municipalidad emprende una “reapropiación de recursos y nueva institucionalidad” (p. 111). En ese proceso, los comunes (como Wikipedia) constituyen el paradigma socioeconómico del nuevo municipalismo. Rompen con la visión individualista. “Más allá del dilema público/privado, se busca reconstruir vínculos entre personas, entre necesidades y bienes, arraigando directamente en la ciudadanía los derechos vitales” (p. 73). Su “capacidad para generar valor… se hace sin que el mercado o el Estado intervengan” (p. 68). “El común parte de la idea de inclusión y el derecho de todos al acceso, mientras que la propiedad y la idea de Estado que la fundamenta se basa en la rivalidad de los bienes y, por tanto, en la exclusión y la concentración del poder en unas instituciones que lo aseguran y protegen” (pp. 64-65).

En su conjunto, el libro traza un esbozo del nuevo paradigma político basado en la comunidad local. En su conjunto, se trata de superar la idea de “la opción más útil” y alcanzar “la opción más respetuosa” (p. 109). Cualquier lector de este libro se quedará con ganas de más.


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