sábado, 12 de septiembre de 2020

Seminario Teológico de Cristianisme i Justícia: Dios en tiempos líquidos. Por José Ignacio González Faus

Seminario Teológico de Cristianisme i Justícia: Dios en tiempos líquidos. Propuestas para una espiritualidad de la fraternidad. Cuaderno CJ 215, Septiembre 2019. Comentario realizado por José Ignacio González Faus.

Últimamente asistimos a dos fenómenos contrapuestos. Por un lado, unas búsquedas insistentes de espiritualidad (señales de una sensación de vacío), han provocado algunos “bestsellers” que buscaban responder a esos afanes. Por otro lado, dos documentos eclesiásticos que pretenden orientar sobre esas corrientes: el primero, de la congregación romana de la fe, alertaba sobre los peligros de buscar la salvación solo por uno mismo y de una salvación más de sabiduría (gnosis) que de amor. El segundo, de la comisión doctrinal del episcopado español, con enseñanzas muy válidas, pero con algunas frases tajantes de condena que han molestado por dos razones: porque no saben reconocer que parte de la culpa de esas búsquedas ha sido una Iglesia más atenta a condenar que a iniciar e introducir en la experiencia creyente, y también porque no basta con decir: “eso no es cristiano”. Tampoco era cristiano Juan Bautista y sin embargo fue un precursor y Jesús le llamó el más grande de entre los nacidos. Ni era judío el centurión y Jesús dijo de él que en todo Israel no había fe como la suya. 

El último Cuaderno de CJ incide en ese contexto. Es fruto de un seminario interno del área teológica de ese Centro. Ha tenido en cuenta algunos de los textos de esa nueva espiritualidad (se nota en frases citadas entre comillas, pero sin mencionar a su autor), y procura buscar una síntesis entre el cuidado propio y el ajeno. Una espiritualidad que solo atienda al segundo puede acabar vacía; y una espiritualidad que solo atienda al primero (como se busca a veces) puede acabar en autista o en un “dios a la carta”. Ahí es donde se da la verdadera “no dualidad” (o advaita, palabra hindú muy de moda en esas corrientes). La mirada a Jesús es decisiva para esta síntesis. Y una mirada a la historia enseña también que no puede justificarse todo apelando a un cambio actual de manera de ver (o “paradigmas”), suficiente para echar por la borda muchas cosas del pasado. Porque muchos “nuevos paradigmas” son en realidad recuperación de verdades olvidadas. Y porque en muchos paradigmas hoy superados latían ya algunas de las experiencias que hoy se presentan como totalmente nuevas.

El afán del cuaderno parece ser no condenar, pero sí superar incorporando. Algunas frases, que son citas casi literales, ayudarán a hacerse cargo del Cuaderno:
J.B. Metz habló de la necesidad de ir “más allá de la religión burguesa”. Y un lenguaje sobre Dios en el que no aparezca ni una sola vez el sufrimiento, no pasará de ser una religiosidad burguesa.
Dios no es solo consuelo sino, sobre todo, desafío.
La indiscutible mentira de nuestro ego no excluye la absoluta dignidad de nuestro yo.
Ética y mística se requieren mutuamente.
Jesús no vino para superar el estrés sino para invitarnos a seguirlo por una senda estrecha. Lo otro vendrá “por añadidura”.

El Cuaderno se cierra con un breve glosario de términos novedosos y las clásicas preguntas para la reflexión, típicas de estos textos.

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