miércoles, 9 de septiembre de 2020

Antonia Camacho: Licesia. Por Jesús Ángel Rodríguez

Camacho, Antonia: Licesia. Apuleyo Ediciones, Huelva, 2019. 151 páginas. Comentario realizado por Jesús Ángel Rodríguez.

Hay que ser humildes y agradecidos

Esta novela no te puede dejar impasible sin caer en la cuenta de lo afortunados que somos en la realidad, con nuestro Estado del Bienestar y las comunicaciones que tenemos, que en unas horas te transportan a cualquier parte de España, ya sea en un medio de locomoción público o privado. Por eso, cuando se lee una historia de estas hay que ser humildes y agradecidos, y ponerse un poco en la piel de los protagonistas que vivieron tiempos realmente duros. Es bueno dejarse meter en la historia. Y es lo que me ha gustado de esta novela, su capacidad de trasladarte a esa época y hacerte vivir en primera persona todo lo que sucede.

Cuando una novela arranca con un panorama duro, a mí me sobrecoge y no puedo dejar de leerla. Tal vez sea el ánimo de esperar que esto tiene que mejorar lo que me impulsa a seguir leyendo. Y si está bien escrita, con un español muy bien utilizado y con mucho cuidado, se convierte en un placer para el lector. Y es que no siempre encuentras una buena historia, contada de manera correcta. Por eso, me gusta mucho leer novelas que, en última instancia, te impulsan a ampliar el vocabulario o a detenerte en expresiones nuevas y brillantes.

Voy a intentar no destriparte la novela para que te animes a leerla. La novela arranca en los últimos años del siglo XIX. La protagonista de la historia es un ama de cría gallega que deja en La Coruña a una hija de 6 meses para ir a atender a un niño en Ciudad Real. La familia tendrá otra hija, Licesia, y se quedará un tiempo con ella.

Esta es la primera novela de la autora, Antonia Camacho. Dicen que Rembrandt no hubiera sido capaz de pintar El Regreso del Hijo Pródigo en su juventud, porque esta obra atesora mucho saber y mucho conocimiento. Pues es un poco lo que le sucede a este libro; su autora no confiesa su edad en la solapa pero se la ve que es una persona con mucho mundo vivido. He podido conocerla y te puedo asegurar que es encantadora. Como dato curioso, ha empleado el recurso de muchos escritores y traductores de libros: utilizar nombres de su familia para llamar a los personajes.

Es una pena que en la edición del libro haya un par de errores, porque durante unos instantes te sacan de la historia.

Arriba he dicho que está escrita en español porque no me gusta utilizar el término castellano, pues lo considero incorrecto. En el español utilizamos las 5 vocales del vasco y no las 8 vocales del catalán (pongo por caso). Amén de utilizar innumerables palabras derivadas del árabe, que en nada tiene que ver con el castellano de Alfonso X el Sabio.

2 comentarios:

  1. Me ha sorprendido, gratamente, tu generoso comentario, tanto, que me he ruborizado. Gracias, amigo mío. Espero verte y charlar con una taza de humeante café, o una copa de buen tintorro. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. De nada. Me gustó la novela y así lo manifiesto. Para un vino o un café siempre hay tiempo

    ResponderEliminar