lunes, 11 de mayo de 2020

Adrián de Prado Postigo: De Dios, a quien amar. Por Marta Medina Balguerías

De Prado Postigo, Adrián: De Dios, a quien amar. La lógica del mérito en De diligendo Deo de san Bernardo. Monte Carmelo, Burgos, 2019. 320 páginas. Comentario realizado por Marta Medina Balguerías.

Hay autores en cuya lógica nos cuesta entrar debido a que pensaron en tiempos muy diferentes a los nuestros y desde parámetros que nos son total o parcialmente ajenos. Este es, quizá, el caso de san Bernardo de Claraval. La suya es una teología monástica, hecha más desde la experiencia mística que desde el rigor del concepto (por más que este, en el fondo, tampoco falte) y llena de imágenes que para nosotros pueden resultar lejanas. No obstante, una vez hecho el necesario esfuerzo de “traducción” de lo que Bernardo quiso decir, sus intuiciones teológicas y espirituales tienen mucho que aportar a nuestra vivencia contemporánea de la fe.

El título de su obra De diligendo Deo ha sido habitualmente traducido como Tratado del amor de Dios, poniendo así el foco en el amor divino. En este estudio, Adrián de Prado propone ser fiel al espíritu de Bernardo en el texto y traducirlo por De Dios, a quien amar, subrayando lo que hace a Dios digno de amor. Su lectura de esta obra intenta penetrar en la lógica del pensamiento bernardiano y ayudar al lector a entrar en ella, comprendiendo sus claves principales.

La obra parte del interrogante sobre por qué y cómo amar -meritoriamente- a Dios, si todo nos viene previa y gratuitamente de él. Bernardo muestra que en Cristo elmismo Dios nos ha hecho partícipes de su mérito, de manera que el correcto uso de nuestra libertad, que consiste en acoger ese don, nos hace merecedores de los premios que Dios promete (siempre sabiendo que nuestro mérito es, antes que obra nuestra, gracia que Dios nos da sobreabundantemente).

De Prado ilustra la soteriología del claravalense con la imagen de un ajimez, en el que Dios despliega una sublime equivalencia entre su amor y nuestro provecho: el primero de los arcos es Dios, digno de ser amado por sí mismo; el segundo, el ser humano, amado por Dios y llamado a responder a ese amor (pues es lo más justo, pero también lo más beneficioso para su vida); el mainel que se sitúa en medio es el amor de Cristo, que regala sus méritos a los creyentes para que puedan amar a Dios en retorno. Así, el estudio De Dios, a quien amar muestra con belleza y hondura la relación y la diferencia que hay entre gracia y libertad, amor de Dios y amor humano, partiendo del amor excesivo que se ha mostrado y entregado en la Pascua de Cristo.

Estamos ante un libro escrito con un gusto exquisito y un estilo muy agradable que, pese a su rigor teológico, no cae en el tedio academicista. Respetando la lógica del autor y sus imágenes alegóricas (por ejemplo, del Cantar de los Cantares), Adrián de Prado va entresacando e interrelacionando los aspectos teológicos que ayudan a entender la lógica del mérito para san Bernardo. Con todo, es importante señalar que se trata de un estudio de especialista que, por tanto, requiere unos mínimos conocimientos de teología para adentrarse con éxito en él. Por otra parte, el hecho de que se vaya haciendo un comentario continuo del libro de Bernardo da lugar a constantes repeticiones, ya que, en el fondo, todo son variaciones en torno a un mismo tema; de todos modos, en cada lugar se accede a la misma idea básica desde matices diferentes y complementarios. En suma, es un libro interesante para pensar y meditar y gustoso para leer.

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