miércoles, 6 de mayo de 2020

José María Rodríguez Olaizola: Bailar con la soledad. Por Jesús Ángel Rodríguez

Rodríguez Olaizola, José María: Bailar con la Soledad. Sal Terrae, Santander, 2018. 200 páginas. Comentario realizado por Jesús Ángel Rodríguez.

Esa amante inoportuna que se llama soledad

Eso es lo que cantaba Joaquín Sabina en una de sus canciones del disco Hotel, Dulce Hotel (1987) y así es como empieza el libro. Y es que el poeta de Úbeda “la clavó”, porque la soledad algunas veces es buscada y otras veces es aplastante. La soledad se ha convertido en un tema de actualidad durante el confinamiento por la Covid-19. Algunas personas la anhelaban y otras porque les atacaba como una fiera. Lo que nos propone el autor es que bailemos con ella al son de la música que suena en cada momento. 

En la introducción ya avisa que no pretende exponer todo lo que se puede decir de la soledad porque le desborda y porque lo que busca es compartir una reflexión y que el lector la continúe, la enriquezca, la puntualice o la complete con su propia experiencia.

Te encuentras ante un libro muy fácil de leer, resulta ameno y es instructivo. Además te propone abrirte a películas, libros y canciones.

Divide el libro en cuatro partes. La primera, que la titula como los versos de Sabina, termina con un epígrafe que hace referencia a que unas veces es caricia y otras zarpazo. Y de esta soledad mordiente es de la que se habla en este libro.

La segunda parte se titula Motivos para la soledad. Es una descripción de motivos por los que nos muerde la soledad. 

La tercera parte está abierta a la esperanza. En realidad la soledad está habitada y en el Evangelio encontramos muchas historias. El mundo baila para quien sabe verlo. 

La última parte la dedica a los encuentros. «El Evangelio es la experiencia constante de la comunidad». El encuentro son las tensiones del día a día (que en este confinamiento hemos experimentado abundantemente), el éxito y también el fracaso y el miedo. No somos ermitaños y una parte importante de nuestra vida consiste en bailar con otros. Como humanos nos necesitamos y nos agrupamos por muchos motivos. Está la tribu, tu gente y la vida Interior.

Si has leído hasta aquí, te diré que el sustantivo “anhelo” en sus distintas variantes aparece doce veces en el libro. He descubierto, viendo la misa de los Jesuitas en Youtube durante el confinamiento, que es una palabra que usa mucho. Pues yo anhelo que también te guste el libro, como me ha gustado a mí.

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