viernes, 11 de junio de 2021

William Clapier: ¿Qué espiritualidad para el siglo XXI? Por Javier Sánchez Villegas

Clapier, William: ¿Qué espiritualidad para el siglo XXI? Al filo de una vida. PPC, Madrid, 2020. 342 páginas. Traducción de María Jesús García González. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Ya desde el principio, la idea es clara: el hombre (varón y mujer) del siglo XXI aspira a vivir de otra manera. Ciertamente, nuestra dimensión espiritual, tan constitutiva como la física, la mental o la afectiva, reclama su lugar y su protagonismo en un mundo que cada vez reclama más entrega frenética y más ritmo en la espiral de producción sin límites que nos impone el neoliberalismo imperante. Con otras palabras, es urgente la experiencia espiritual. De esto va el libro.

William Clapier, el autor, es actualmente educador en una escuela de Nimes (Francia) después de haber sido religioso carmelita durante veintitrés años. Ha publicado numerosos artículos y obras sobre Teresa de Lisieux. Comprometido en el diálogo interreligioso, anima un taller de meditación y un grupo inspirado por la espiritualidad del ashram Shantivanam, cofundado en la India por Henri Le Seux y Jules Nonchanin. En enero de 2016 tuvo un accidente de bicicleta que le llevó al hospital tras fracturarse la rodilla derecha. Allí se fraguó el libro que estamos presentando, entre operación y operación. De hecho, cuando entregó al editor el manuscrito, aún estaba ingresado en la clínica.

Parece que el corazón del hombre es el campo de batalla del devenir espiritual de la humanidad. Y esto va en aumento. El ser humano necesita reconocer, potenciar y profundizar en su ser espiritual, en su interioridad, que va hasta las profundidades más abisales del ser. Esto engloba los ámbitos de la inteligencia, de la memoria, de la voluntad, de la intuición, de la conciencia, de la reflexión, del amor, de la meditación, de la contemplación, de la experiencia del misterio, del Ser, del Viviente o del Todo. "No está necesariamente vinculada a una religión o a un sistema de creencias, pues la espiritualidad es propia del hombre. De todo hombre, sean cuales sean su creencia, su cultura, su filosofía, su forma de ver la vida y de concebir el mundo que le rodea" (p. 17).

Este libro en la trama de la trayectoria vital del autor, de la continua búsqueda de sentido y de su fe en Jesús junto a un libre recurso a la Biblia, en especial a los textos de los Evangelios. Es decir, se inspira en sus raíces espirituales y religiosas, es decir, cristianas y carmelitanas. Igualmente, también hunde sus raíces en las espiritualidades orientales, budistas e hinduistas.

Así, continúa diciendo el autor, el libro se estructura en cuatro partes.

En la primera, propone una breve evaluación del estado del mundo actual, el cual parece sufrir una amnesia de sus orígenes y una anemia espiritual. El hombre contemporáneo debe entrar en sí mismo si quiere superar la angustia en la que vive.

En la segunda parte, el autor expone detalladamente los aspectos favorables al crecimiento espiritual de la vida humana: el despertar espiritual, la necesidad o no de guía espiritual, de religión...

En la tercera parte, se aborda la experiencia espiritual en sí, su desarrollo en sus distintas fases, sus puntos de referencia, sus indicaciones de progreso, sus obstáculos, sus peligros...

En la cuarta parte, el autor muestra cómo el diálogo, con sus exigencias de escucha, de discernimiento y de apertura, representa el camino más apto para engendrar hoy un camino de paz duradera para la humanidad, para guiar al hombre al despertar de una conciencia universal y a la puesta en marcha de una responsabilidad respetuosa hacia todo lo que existe.

El libro se cierra con una bibliografía, centrada fundamentalmente en la espiritualidad: cristiana, oriental y laica; y en sus relaciones con la psicología, la filosofía, la teología, la política, la sociedad... La mayor parte de los libros citados son franceses, pero aparece la referencia castellana en el caso de que exista traducción. En cualquier caso, la bibliografía es abundante, y ayuda al lector a profundizar en los temas tratados.

Sólo desde la exploración de la dimensión espiritual es como la persona se revela plenamente a sí misma. Nadie se conoce si no se ha interrogado sobre esta dimensión o se ha dejado interpelar por ella. Y este interrogante nunca se cierra. Siempre está en movimiento. De seguro, el libro de Clapier te ayudará en este camino. Hasta la próxima.


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