miércoles, 23 de junio de 2021

Nurya Martínez-Gayol: El sentido apostólico de la adoración. Por Ianire Angulo Ordorika

Martínez-Gayol, Nurya: El sentido apostólico de la adoración. Sal Terrae, Santander, 2018. 180 páginas. Comentario realizado por Ianiere Angulo Ordorika.

Por más que sepamos que la relación con Dios y el compromiso evangelizador son dos realidades que van inseparablemente de la mano, no es difícil que, en la práctica, nos resulte complicado aunarlas en la experiencia creyente. Al paso de esta dificultad sale este libro, pequeño en tamaño pero jugoso en contenido. En sus páginas se combina con maestría la solidez teológica y la profundidad espiritual, haciendo evidente que ambas se requieren entre sí y se sostienen mutuamente.

Desde la indisoluble unión que existe entre la celebración del sacramento de la Eucaristía y su prolongación en la adoración, la profesora Martínez-Gayol va desgranando a lo largo de ocho capítulos los elementos que vinculan de manera estrecha la adoración eucarística y el compromiso apostólico. Así va mostrando cómo adorar impulsa a reconocer en la realidad que nos rodea la misma presencia divina ante la que se dobla la rodilla y cómo nos convierte en testigos de la humildad que caracteriza a Dios Trinidad, que integra en sí la diversidad en la máxima unidad.

Continuar la dinámica eucarística en la adoración se convierte en un principio transformador para la persona que adora. De este modo nos va asemejando al Siervo, que pasó por la vida lavando los pies, partiéndose y repartiéndose en un trozo de pan, va tornando nuestros deseos e inquietudes en aquellos que albergaba el Maestro de hacer la voluntad del Padre y nos va haciendo cada vez más “Cuerpo de Cristo”. Así, intercediendo por los miembros doloridos, adorando nos vamos afinando según el tono de esa melodía cósmica de la creación que llegará a su plenitud en el futuro escatológico.

A un nivel formal, el modo en que se ofrecen los contenidos se convierte en una ayuda para su comprensión y asimilación. La presentación a través de puntos y las preguntas al final de cada capítulo invitan a la reflexión personal y compartida. Resulta inevitable que, entre las líneas del libro, se asomen las fuentes carismáticas de Martínez-Gayol. Se evidencia en que abundan los textos de Santa Rafaela, fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón, así como las referencias a la espiritualidad ignaciana que impregna la congregación a la que pertenece la autora.

Misión y oración, teología y espiritualidad, profundidad y sencillez, arraigado y sugerente son binomios que esta obra sabe conjugar y que la convierte en una lectura capaz de nutrir la cabeza y el corazón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario