lunes, 23 de octubre de 2023

Alessandro Pronzato: La boca se nos llenó de risas. Por Mª José Herrería

Pronzato, Alessandro: La boca se nos llenó de risas. Sentido del humor y fe. Sal Terrae, Santander, 2006. 304 páginas. Comentario realizado por Mª José Herrería.

El prolífico sacerdote y periodista italiano Alessandro Pronzato se adentra en este libro en un tema que no suele ser objeto de profundizaciones teológicas: la relación entre humor y fe. 

Con un trabajo muy amplio y con un lenguaje agudo e irónico, a la vez que serio y respetuoso, el autor quiere responder a una pregunta que se plantea desde el principio del libro: ¿por qué hay tan poco sentido del humor en el mundo religioso?; ¿por qué está considerado el sentido del humor dentro de la Iglesia como algo sospechoso? 

Nos guía a lo largo de todo el libro por un camino de reflexión «seria» (nos dirá en el prólogo) acerca del humor, entrelazado de remansos de sonrisa, anécdota, cuentos o historias reales que provocan la sonrisa y la risa abierta. 

Con sus preguntas y sus comentarios nos está revelando, poniéndola en evidencia, esa seriedad autoengreída de conocer la voluntad de Dios y la mente divina que hará afirmar: «con estas cosas no se juega...». 

Lo cierto es que la ausencia de humor y de sonrisa malamente puede ser reflejo del aleluya que cantamos por sabernos resucitados con el Resucitado y, con Él, plenos de Vida. 

Es fina la ironía (expresión de simpatía y amor) que utiliza, y clara la denuncia de los personajes que se mueven en el ámbito eclesial 

Se percibe en el libro un gran amor y preocupación por la Iglesia y un inequívoco deseo de que ésta camine en el Evangelio, en la sencillez y la humildad de un Dios que ríe y quiere la felicidad («Elohim me ha sonreído»: Gn 21,6).

No se puede dividir el libro en secciones específicas. A lo largo de los capítulos nos ofrece tanto una reflexión –a veces filosófica, a veces teológica o bíblica– como una recopilación de dichos, anécdotas, hechos biográficos, tanto de santos, papas, obispos o rabinos como de niños de escuela o señoras de residencias de ancianos. Ese buen humor y esa fina ironía que se manifiestan en la sabiduría de los sencillos 

Es cierto que los capítulos dedicados a la reflexión filosófica pueden resultar menos amenos para leer que la recopilación de chistes y anécdotas que también recoge y que pueden convertirse en una buena fuente de chistes para el lector. 

Sin embargo, son esos capítulos los que dan contenido al libro, los que espolean la reflexión para tomar conciencia de vanidades y vanas seguridades, los que osan incluso sumergirse en el bosque espeso de la integración de la experiencia de dolor, en el sentido de la vida y su relación con la capacidad de gozar de la vida y el sentido del humor. 


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