jueves, 6 de abril de 2017

Zygmunt Bauman: Extraños llamando a la puerta. Por Sergio Gadea

Bauman, Zygmunt: Extraños llamando a la puerta. Paidós, Barcelona, 2016. 111 páginas. Traducción de Albino Santos Mosquera. Comentario realizado por Sergio Gadea.

Justo antes de ponerme a escribir esta recensión tenía una conversación con un vecino que, por casualidad, había acabado pasando una tarde en un centro de acogida para inmigrantes llevado por unas religiosas. Estaba impresionado, sobre todo, por vivir de espaldas a una realidad que, aunque se conoce, se ignora. Precisamente, ese parece ser el mismo punto de inicio de la reflexión de Bauman quien, en apenas un centenar de páginas, analiza el conjunto de factores que están presentes en la complejidad de los movimientos migratorios. Inseguridad ciudadana, populismos en la política, manipulación en la comunicación, precariedad laboral, debilidad de los gobiernos, la individualización de una sociedad orientada al rendimiento... todo ello está presente en las dinámicas migratorias, según el ensayista polaco, mientras el ciudadano medio percibe cómo cambia el suelo bajo sus pies sin que pueda apenas percibir de dónde vienen los movimientos de cambio. A pesar de que, para Bauman, los migrantes «nos recuerdan de manera irritante, exasperante y hasta horripilante la (¿incurable?) vulnerabilidad de nuestra posición y la fragilidad endémica de ese bienestar nuestro que tanto nos costó alcanzar» (p. 21).

En los seis capítulos de esta obra, Bauman encadena causalmente todos estos factores: la sensación generalizada de inseguridad existencial (por la precariedad laboral, especialmente) y el desplazamiento de la preocupación ciudadana a aquellos problemas que los gobiernos son más capaces de manejar (la seguridad antiterrorista o el control migratorio; el advenimiento de figuras políticas que consiguen altas cotas de popularidad en Europa con propuestas que tocan los miedos del ciudadano, etc. Bauman, a lo largo de la obra, cae en la cuenta de que todos estos procesos tienen unas víctimas claras: los migrantes, quienes, calificados como peligrosos, quedarían fuera de toda responsabilidad moral, para llegar, incluso, a ser el foco de los odios y las frustraciones sociales. Esta breve obra, fiel al estilo “profético” de este veterano pensador, supone toda una toma de conciencia alejada de una buena intención no discernida. Su alegato, en todo caso, es claro: recurriendo a Kant, Bauman propone la sustitución de la hostilidad por la hospitalidad. Un cambio de política y de mirada apuntado aquí de modo teórico, pero que muchas instituciones y personas anónimas ya están llevando adelante en la práctica.

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