Straub, Jacqueline: Joven, católica y mujer. Por qué quiero ser sacerdote. PPC, Madrid, 2022. 101 páginas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Cuando me llegó este libro, sabía más o menos lo que me iba a encontrar en sus páginas. Y pensé: "Este es la antítesis del libro de Cristina Inogés: Por qué no quiero ser sacerdote" (comentado en dos ocasiones en este blog -pinchar aquí-). Si Cristina da argumentos de cuál debería ser el papel de la mujer en la Iglesia del siglo XXI, Jacqueline trata de argumentar por qué una mujer puede recibir el sacramento del Orden sacerdotal.
Reconozco que, cuando mis alumnos me preguntan por este tema, encuentro serias dificultades para dar una explicación que les resulte más o menos convincente. Profe, ¿qué tiene que ver la biología (ser varón o mujer) con los sacramentos? ¿Es que Dios quiere más a los hombres que a las mujeres? ¿Cómo es posible que la Iglesia sea tan machista? ¿En qué se fundamenta la Iglesia para mantener esta flagrante desigualdad de género? ¿Cuándo va a cambiar esto? ¿Por qué el Papa no hace nada? ¿Es que no quiere o no puede? En ocasiones, cuando llega la hora de finalizar la clase, me siento aliviado.
Jacqueline Straub, la autora de este libro, nació en 1990 en Sigmaringen (Alemania). Según ella misma explica en su blog (https://jacqueline-straub.de/), el camino de su fe comenzó a la edad de 15 años cuando estaba en un campamento juvenil cristiano con un amigo. «Mi "quemadura" también se desarrolló durante este tiempo. Desde entonces, he sentido una llamada en mi corazón para convertirme en una sacerdotisa católica romana. Algunas peregrinaciones a Roma, Asís, Taizé y Jerusalén, entre otros lugares, fortalecieron mi fe en Dios y en la Iglesia. Mi fe también creció a través de encuentros y sirviendo como monaguilla en mi parroquia natal de Pfullendorf (Baden-Württemberg). Mi vocación de ser sacerdotisa creció sirviendo en el altar.
Después de graduarme en la escuela secundaria, estudié teología católica romana en Friburgo i.Br., Friburgo y Lucerna. En julio de 2016 terminé mi maestría con summa cum laude. Trabajo como redactora en el periódico suizo 20 Minuten, como locutora y autora. Como periodista independiente, escribo para publicaciones como Aufbruch, Kirche In y Anzeiger für die Pastoralpflege.
De vez en cuando predico en las parroquias católicas».
Ya ha escrito varios libros, todos ellos van en la línea de denunciar la situación de la mujer en la Iglesia (puedes ver la bibliografía en el propio blog de la autora).
Jacqueline Straub, desde hace bastantes años (once años), no deja de proclamar públicamente su vocación sacerdotal, utilizando (llegado el momento) los medios de comunicación que se interesan por su caso y por el de tantas mujeres que están en una situación parecida a la suya. Como se dice en la contracubierta del libro, «se une así a generaciones de mujeres cristianas, entre las que ha habido algunas santas, que fueron personas que sintieron esa misma vocación al ministerio sacerdotal y que fueron rechazadas con respuestas obsoletas y discriminatorias por parte de los hombres de Iglesia».
En fin, nos encontramos ante un libro en el que la autora da testimonio de su vida, de su encuentro con Jesús, de su llamada al sacerdocio, de su frustración, de su sufrimiento... Ágil, fresco, juvenil, anclado en los tiempos que vivimos, con los pies en la tierra. Apostando por tiempos nuevos.
Al final del libro, en el apartado que se titula "Recapitulación", hace referencia a Jon Sobrino. Y cita lo siguiente:
«Ponerse ante Dios significa ante todo que la Iglesia acepte que Dios puede seguir hablando hoy y con la novedad de Dios, no simplemente deducible ni extrapolable de lo que ya sabemos acerca de él (...) Significa aceptar el no saber para poder saber de Dios y de su voluntad hoy».
J. Sobrino: "Comunión, conflicto y solidaridad eclesial",
en I. Ellacuría/J. Sobrino: Mysterium liberationis.
Conceptos fundamentales de la teología de la liberación II.
Madrid, Trotta, 1990. Pág. 220.
Yo creo que no tengo mucho más que decir. A Jacqueline (por si lee estas líneas), simplemente lo siguiente: paciencia y ¡ánimo! Yo también creo profundamente que el Espíritu sopla donde quiere. Si esto es de Dios, nadie lo podrá parar. Y si no lo es... se vendrá abajo por sí mismo.
Tú, ¿qué opinas? Primero escucha, mejor dicho, lee el testimonio de Jacqueline. Y luego ya veremos. Que lo disfrutes.
Pero que basura es esta? Es que nadie discrepa aquí?
ResponderEliminarBuenos días, anónimo amigo.
EliminarEn primer lugar, gracias por dejar tu comentario.
Me encantaría que argumentaras tus ideas y que, con respeto y educación, las expusieras. Tienes derecho a discrepar, por supuesto, pero con fundamento.
Un saludo.