Therborn, Göran: La desigualdad mata. Alianza, Madrid, 2015. 216 páginas. Traducción de Francisco Muñoz de Bustillo. Comentario realizado por José Ignacio García-Valdecasas (Profesor Visitante. Departamento de Ciencias Sociales. Universidad Carlos III de Madrid).
Desde el inicio de la crisis económica global ha habido un aumento extraordinario de las desigualdades sociales dentro de muchos países, así como entre los países del mundo. En España, por ejemplo, se ha acentuado de manera alarmante la brecha entre ricos y pobres. En la Unión Europea, un modelo de sociedades equitativas y del Estado de bienestar, las políticas económicas de austeridad han incrementado enormemente la desigualdad. Así pues, no es de extrañar el aumento casi paralelo del número de libros que intentan buscar las causas, analizar las consecuencias y proponer soluciones a dichas desigualdades. Incluso algunos de estos libros han sido grandes éxitos editoriales como El capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Económica, 2014) de Thomas Piketty y La gran brecha, qué hacer con las sociedades desiguales (Taurus, 2015) de Joseph E. Stiglitz. En esta misma línea se enmarca el libro La desigualdad mata (Alianza, 2015) de Göran Therborn (1941), sociólogo sueco y catedrático de la Universidad de Cambridge, pero con un nuevo enfoque que lo hace único.
El libro, con una clara intención pedagógica, trata de contribuir al debate público sobre la desigualdad social, debate lleno de ideas confusas, argumentos vagos y propuestas ambiguas. Por esta razón, este autor pretende, en primer lugar, definir con precisión el concepto de desigualdad (que lo hace a partir de las ideas de Amartya Sen) y clarificar una metodología de la investigación que permita responder con rigor a las preguntas que enuncie la sociedad sobre dicha desigualdad. El libro tiene cinco partes: la primera define la desigualdad social y trata de las consecuencias de la desigualdad sobre los seres humanos; la segunda muestra las distintas teorías que pretenden explicar la desigualdad; la tercera recorre la historia de la desigualdad; la cuarta trata de la desigualdad en el mundo de hoy; y la quinta propone soluciones al problema de la desigualdad.
Se parte de una definición amplia de desigualdad social que va más allá de consideraciones puramente económicas. Se enfatiza que la desigualdad no es meramente la diferencia en la renta o la riqueza, sino también la diferencia en el acceso a las oportunidades, al disfrute de derechos, al reconocimiento por parte de los otros o a la participación política, entre otros factores. Como dice el dicho, parafraseando la cita evangélica, “no sólo de pan vive el ser humano”. Esta definición, por tanto, parte de una consideración más honda del ser humano. Es decir, los seres humanos no sólo son consumidores, sino también ciudadanos. Con otras palabras, los seres humanos no sólo son seres vivos con necesidades básicas, sino también personas con valor y dignidad. Por un lado, a nivel individual, la desigualdad no reduce únicamente el bienestar subjetivo y la felicidad de las personas, sino que también debilita la salud y disminuye la longevidad de los seres humanos. Es decir, la desigualdad, como el tabaco, mata. La desigualdad es una violación de la dignidad humana y un obstáculo de la posibilidad de desarrollo de las capacidades humanas. Por otro lado, a nivel social, la desigualdad puede ser el origen de la pobreza, la delincuencia, del deterioro ecológico, del detrimento de la democracia, etc. En resumen, la desigualdad destruye las bases de una buena sociedad y mina la dignidad del ser humano.
Los seres humanos somos complejos y contradictorios, y, por tanto, complejas y contradictorias son las causas que generan desigualdad entre nosotros. Therborn señala cuatro mecanismos a partir de los cuales se genera la desigualdad: la distancia, la exclusión, la jerarquización y la explotación. Esto es, la desigualdad aparece entre los seres humanos cuando se consideran menos que los demás (la distancia), por ser considerados menos por los demás (la exclusión), por considerarse o ser considerados inferiores por los demás (la jerarquización) y por la eliminación de la dignidad humana a través de las estructuras productivas (la explotación).
El autor también muestra que la humanidad, a lo largo de la historia, ha perdido a menudo la lucha contra la desigualdad social. Pero esto no quiere decir en absoluto que la desigualdad sea inevitable. Hoy en día se cuentan con numerosos instrumentos y múltiples estrategias que pueden permitir mitigar y aliviar dichas desigualdades. Se enfatiza la reivindicación social e institucional en defensa de la igualdad y se conciben a las clases medias como un motor de cambio social para reducir las desigualdades. Por todas estas razones, la lectura del libro de Therborn es muy pertinente para tomar conciencia del desafío que supone la desigualdad social en las sociedades actuales, para conocer sus causas y sus consecuencias, así como los éxitos históricos en la lucha contra dicha desigualdad y las posibles soluciones que reduzcan el problema del evidente deterioro social; y, de esta manera, favorecer la construcción de una sociedad más justa, digna y humana para todos.
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