Ros, Carlos: Juan de la Cruz, celestial y divino. San Pablo, Madrid, 2011. 542 páginas. Comentario realizado por Saúl López Cuadrado.
De nuevo el sacerdote e historiador hispalense Carlos Ros nos entretiene con un libro que, como él mismo dice, «no es un libro piadoso ni lectura de edificación, sino un libro de historia» (p. 467). En la línea de lo ya realizado con Jerónimo Gracián, María de San José, Ana de Jesús y Teresa de Jesús, cuatro de las figuras punteras del comienzo del Carmelo descalzo, es ahora el turno de San Juan de la Cruz, el Santo de la nada, el trovador del cielo, el poeta por la gracia de Dios, el maestro del camino de la Cruz y buscador de Dios, el hombre celestial y divino, tal como lo llamó Teresa de Jesús (p. 7).
Nos asalta la duda sobre la conveniencia y la necesidad de una nueva biografía del santo. ¿Qué puede aportar Ros que no hayan dicho ya los biógrafos de los últimos cuatrocientos años? Según el mismo autor, objetividad, pues no es carmelita ni está guiado más que por un cariño grande a la descalcez y a la verdad. Por lo tanto, es de alabar su intento de «narrar linealmente las cosas que le han sucedido a él (fray Juan) y a su entorno descalzo, cosas que otros han soslayado» (p. 482). Y aquí encontramos una pista para ponderar la dificultad de afrontar desde un punto de vista simplemente histórico la vida del santo de Fontiveros. En primer lugar, por la falta de documentos; perdidos unos, destruidos otros... Y, en segundo